Todos en algún momento hemos sufrido este tipo de situación: estamos en una reunión familiar, una fiesta o encuentro con amigos o simplemente en el trabajo y sentimos una sensación de rechazo de otro u otros hacia nosotros. ¿Qué es lo que nuestros instintos nos recomiendan? ¡Huir!… Sin embargo, generalmente soportamos de algún modo la situación en para mantener las pautas sociales que de nosotros esperan. Sin embargo, un reciente estudio de la revista americanaPsiconeuroendocrinología nos recomienda tomar una postura distinta a la de huir o aguantar estoicamente y con ello sufrir: se trataría de forzarnos a interactuar con los demás.
No obstante, para forzarnos exitosamente a esta interacción social en ese tipo de situaciones necesitamos niveles altos de una hormona llamada oxitocina. Probablemente no la hayas oído antes, pero ha estado ahí si en algún momento diste el pecho a tu bebé, simplemente dado a luz (además esta hormona se inyecta en el parto para favorecerlo), has estado bajo el influjo de Cupido o prácticamente cada vez que alcanzas el orgasmo. Sea como fuere, con esto puedes imaginar hasta qué punto la oxitocina es un sinónimo claro y evidente de sensación de bienestar, confort y placer. En general, y no debería extrañarnos, las expresiones de afecto y conexión humana tienen una ligazón estrecha con la producción de oxitocina. Debido a los numerosos motivos y razones que hacen de la oxitocina una hormona de efectos deseables y deseados, los investigadores han explorado métodos para poder hacerla administrable de algún modo, quizás en forma de fármaco oral o quién sabe si de modo inyectable. Por el momento, ese campo sigue siendo especulativo. Pero no hay que desesperar, puesto que sin necesidad de avances o descubrimientos de índole farmacológica el ser humano conoce ya de sobra estrategias y métodos que están y han estado ahí y que, sin saberlo antes, nos producen sensaciones positivas en gran parte porque estimulan nuestra producción de esa singular y maravillosa hormona que es la oxitocina. Además, recurriendo a estos métodos estrictamente naturales nos evitamos preocuparnos por potenciales efectos secundarios de eventuales fármacos. Si buceamos un poco en la literatura científica al respecto de la oxitocina, hallaremos tales métodos a los que me refiero. Uno de los más poderosos parece ser recibir un masaje. Sólo 15 minutos de masaje han demostrado aumentar nuestros niveles de oxitocinamientras además disminuyen dos hormonas relacionadas con el estrés (el cortisol y la adrenocorticotropina). Escuchar una canción, e incluso más acompañar la canción cantando con nuestra propia voz, son igualmente métodos de mejorar nuestro bienestar porque, como ya deduces, mejora nuestros niveles de oxitocina. Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre. Discusiones aparte, lo que sí podemos afirmar con certeza es que puede ser un bastante buen amigo de nuestra oxitocina. Y es que emplear tiempo con mascotas o animales domésticos como los perros aumenta la oxitocina con una sorpresa añadida. Y la sorpresa es que esa relación animal-hombre aumenta la oxitocina en estudio controlado no sólo en los humanos sino también al menos en los perros. La más simple interacción con tu perro podría redundar en tu mayor oxitocina. Si la amistad es, sin duda, una relación de reciprocidad, ésta parece ser una muestra. El yoga siempre se ha tenido como una práctica que produce efectos relajantes y de sensación de equilibrio y armonía. Baste calibrar esta afirmación con el hecho de que el yoga es capaz de aumentar de manera medible la oxitocina. La relación última y final de todas estas actividades es que promueven estados de bienestar, armonía así anímicos y emocionales positivos. El hombre, ya lo decía Aristóteles, es un ser social. Emplear tiempo con amigos, familiares y conseguir apreciar esa conexión e interacción humana tiene un impacto positivo en nosotros y nuestra mente. Puede que no haga falta tener que buscar e indagar muchas más explicaciones a estos mecanismos. Llamémoslo oxitocina. Por cierto, acabaría este artículo mandándote un abrazo si no fuera porque los virtuales no sirven. Son los abrazos de verdad los que producen… ¿qué? ¡Exactamente, oxitocina! (Fuente: naturarla.es) Feliz día¡¡¡
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
AutorÁngeles Prol Archivo
Junio 2017
Categorías |