Érase una humilde aldea cercana al condado de Rogster, donde vivía gente pobre, o bien dicho, poco adinerada, pues el concepto inicial ponía en duda a qué se refería el ser poco agraciado, si a no tener bienes materiales o a la riqueza interior, de la que todos podían agradecer allí… Sucede que llegaron dos caballeros de la Corte para anunciar que sólo quince de los ciudadanos podrían tener la fortuna de poder vivir como los reyes, en su seno, a lo cual debían quedar de acuerdo entre ellos para otorgar dicho merecimiento a quien se presumía debía ser el elegido. Se congregaron en la Pradera de Los Robles, todos con su repertorio para exponer su candidatura. A pesar de que no era propio de su naturaleza competir con el prójimo, la posibilidad de vivir con una relativa dignidad, que fue siempre el mayor de los deseos que todos desde jóvenes llegaron a tener y ambicionar, les hizo caer en un discutido debate entre ellos que empezó a enardecer la armonía que siempre hubo entre sus vecinos.
La mejor manera de llegar a algún puerto era proceder a una votación. Cada uno tomó el turno para hablar y defender su interés individual, y el resultado les dejó en la misma situación que al principio: cada uno obtuvo sólo su propio voto. Probaron con una segunda elección, pero esta vez en voto privado. Una urna de madera acogía todos y cada uno de los papeles con el nombre interesado escrito, y en un halo de secretismo se realizaron entre ellos las más diversas negociaciones, e incluso amenazas por parte de alguno. Surgieron todo tipo de chantajes personales, de disuasiones para comprar votos entre ellos. El resultado fue el mismo. A falta de acuerdo, se presentaron ante el Rey los representantes de la aldea para plantear el problema. Su majestad no perdió el tiempo en nimiedades de ese tipo y decidió fácilmente que se realizaría la elección por sorteo; y salieron nombres que hicieron saltar de alegría, como a muchos otros les produjo rabia e injusticia al no escuchar el que esperaban fervientemente. El resultado provocó un desencuentro entre todas las familias, todo se convirtió en un cúmulo de infelicidades. Los quince afortunados, que con su partida vieron que dejaban atrás a todo un pueblo enfrentado y entristecido, supieron que su marcha era una maldición hasta para sus allegados, y antes de entrar por la puerta decidieron detenerse. – “¿Qué es lo os hace echaros atrás en mi propuesta de tener una oportunidad tan noble como ésta?”, preguntó su alteza, una vez decididos a reunirse con él en su sala providencial. – “Hemos decidido que no queremos aceptar su gratitud ” – “¿Y a qué se debe tal rechazo hacia lo que mi mano os extiende?” – “El favor de unos pocos, crea diferencia entre muchos” – “Así como envidia y tragedia”, añadió otro de ellos. – “¿Qué es mejor entonces, que nadie tenga el placer de disfrutarlo?” – “Su Majestad, pensamos que es mejor que todos en el mundo podamos experimentarlo” – “Pero eso es imposible. Todos no caben en mi reino si quiero a todos complacerlos sin hacer excepciones, y no podría determinar nunca un límite, si no quiero hacer distinción” – “Permítanos a todos disfrutar de tal placer aunque sea un mínimo tiempo” – “Entiendan que es duro desacostumbrarse de las cosas a las que uno ya se ha habituado” -“Siempre fuimos felices, y sólo cuando se presentó la oportunidad nuestra mirada cambió de dirección, luego tenemos la certeza de que volveremos a ser lo que hasta el momento hemos sido: felices” – “Bien, así será entonces” Érase la eternidad donde vivían los Dioses. Sucede que un día de todos esos miles y miles de millones de millones de años apareció la oportunidad de ser y vivir por un tiempo como un ser imperfecto… Feliz viernes¡¡¡
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Los discípulos estaban enzarzados en una discusión sobre la sentencia de Lao-Tse:
“Los que saben no hablan; los que hablan no saben” Cuando el Maestro entró donde ellos estaban, le preguntaron cuál era el significado exacto de aquellas palabras. El maestro les dijo: – “¿Quién de vosotros conoce la fragancia de una rosa?” Todos la conocían. Entonces les dijo: – “Expresadlo con palabras”. Y todos guardaron silencio. Feliz miércoles¡¡¡ Iba yo pidiendo de puerta en puerta por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos como un sueño magnífico. Y, yo me preguntaba maravillado, quién sería aquel Rey de reyes…
Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo. La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida había llegado al fin. Y de pronto, tú me tendiste tu diestra diciéndome: “¿Puedes darme alguna cosa?”. ¡Qué ocurrencia de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo y te lo di. Pero, qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré por no haber tenido corazón para dártelo todo! Rabindranath Tagore Feliz martes¡¡¡ En un amplio patio de la casa más elevada del poblado, descansaba un hombre anciano cuyo rostro se decía que inspiraba una extraña mezcla entre misericordia y firmeza. Era conocido por el nombre de Khalil, y de todos era sabido que de sus palabras parecía brotar un manantial de sabiduría…
Un día de sol, en el que el anciano se hallaba meditando bajo la sombra de una vieja higuera, se presentó ante el umbral de su jardín un joven que dijo: – “Amigo sabio, ¿puedo pasar?” – “La puerta está abierta” – respondió Khalil. El joven, cruzando el umbral y acercándose al anciano, le dijo: – “Me llamo Maguín y soy artista. Mi trabajo es sincero y pleno de sentimiento, sin embargo tengo un gran problema: me atormentan las críticas que se hacen de mi vida, mi obra y mi persona. Vivo obsesionado por las descalificaciones de los críticos de arte, y por más que trato de que no me afecten, me acaban esclavizando… Sé que eres un hombre sabio y que tu fama de sanador alcanza los horizontes más remotos. Dicen también que tus remedios son extraños, y, sin embargo, no me falta confianza para acudir a ti, a fin de conseguir la paz que tanto necesito en la defensa de mi imagen.” Khalil, mirando al joven con cierta displicencia, le dijo: – “Si quieres realmente curarte, vé al cementerio de la ciudad y procede a injuriar, insultar y calumniar a los muertos allí enterrados. Cuando lo hayas realizado, vuelve y relátame lo que allí te haya sucedido.” Ante esta respuesta, Maguín se sintió claramente esperanzado en la medicina del anciano. Y aunque se hallaba un tanto desconcertado por no entender el porqué de tal remedio, se despidió y salió raudo de aquella casa. Al día siguiente, se presentó de nuevo ante Khalil. – “Y bien, ¿fuiste al cementerio?” – le pregunto éste. – “Sí” – contestó Maguín, en un tono algo decepcionado. – “Y bien, ¿qué te contestaron los muertos?” – “Pues en realidad no me contestaron nada, estuve tres horas profiriendo toda clase de críticas e insultos, y en realidad, ni se inmutaron” El anciano sin variar el tono de su voz le dijo a continuación: – “Escúchame atentamente. Vas a volver nuevamente al cementerio, pero en esta ocasión vas a dirigirte a los muertos profiriendo todos los elogios, adulaciones y halagos que seas capaz de sentir e imaginar” La firmeza del sabio eliminó las dudas de la mente del joven artista por lo que despidiéndose, se retiró de inmediato. Al día siguiente Maguín volvió a presentarse en la casa de anciano… – “¿Y bien?” – “Nada” – contestó Maguín en un tono muy abatido y desesperanzado. – “Durante tres horas ininterrumpidas, he articulado los elogios y elegías más hermosos acerca de sus vidas, y destacado cualidades generosas y benéficas que difícilmente pudieron oír en sus días sobre al tierra, y… ¿qué ha pasado? Nada, no pasó nada. No se inmutaron, ni respondieron. Todo continuó igual a pesar de mi entrega y esfuerzo. Así que… ¿eso es todo?”, preguntó el joven con cierto escepticismo. – “Sí” – contestó el viejo Khalil. – “Eso es todo… porque así debes ser tú, Magín: indiferente como un muerto a los insultos y halagos del mundo… porque el que hoy te halaga, mañana te puede insultar, y quien hoy te insulta, mañana te puede halagar. No seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos. Permanece en ti mismo, más allá de los claros y los oscuros del mundo” Feliz jueves¡¡¡ Angustiado, el discípulo acudió a su maestro y le preguntó:
– “¿Cómo puedo liberarme, maestro?” El maestro contestó: – “Amigo mío… ¿y quién te ata?” Feliz viernes¡¡¡ Se dice que era un mago del arpa. En la llanura de Colombia no había ninguna fiesta sin él. Para que la fiesta fuese fiesta, Mesé Figueredo tenía que estar allí con sus dedos bailadores que alegraban los aires y alborotaban las piernas…
Una noche, en un sendero perdido, fue asaltado por unos ladrones. Iba Mesé Figueredo de camino a unas bodas, él encima de una mula, encima de la otra su arpa, cuando unos ladrones se le echaron encima y lo molieron a palos. A la mañana siguiente, alguien lo encontró. Estaba tendido en el camino, un trapo sucio de barro y sangre, más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo con un hilo de voz: – “Se llevaron las mulas.” Y dijo también: – “Se llevaron el arpa.” Y, tomando aliento, rió: – “¡Pero no se han podido llevar la música!” Autor: Eduardo Galeano Feliz miércoles¡¡¡ Había una vez dos niños que patinaban sobre una laguna helada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación. De pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua, quedando atrapado. El otro niño, viendo que su amigo se ahogaba bajo el hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romper la helada capa, agarró a su amigo y lo salvó…
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaban cómo lo hizo, pues el hielo era muy grueso. – “Es imposible que lo haya podido romper con esa piedra y sus manos tan pequeñas”, afirmaban. En ese instante apareció un anciano y dijo: – “Yo sé cómo lo hizo”. – “¿Cómo?” – “No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo”. Feliz lunes¡¡¡ Mis abuelos ya estaban casados hacía más de cincuenta años y continuaban jugando al juego que habían iniciado cuando comenzaron su noviazgo. La regla del juego era que uno tenía que escribir la palabra NTOCYTA en un lugar inesperado para que el otro la encuentre, y así quien la encontrase debería escribirla en otro lugar y así sucesivamente…
Ellos se alternaban dejando NTOCYTA escrita por toda la casa, y así que cuando uno la encontraba, era su momento de esconderla en otro lugar para que el otro la encuentre. Ellos escribían NTOCYTA con los dedos en el azúcar dentro del azucarero, o en el pote de harina para que el próximo que fuera a cocinar la encontrara. Escribían en la ventana empañada por lo sereno que daba para el patio donde mi abuela nos daba torta que ella hacía con tanto cariño. NTOCYTA era escrita en el vapor dejado en el espejo después de un baño caliente, donde la palabra iría a aparecer después del próximo baño. Una vez, mi abuela hasta desenrolló un rollo entero de papel higiénico para dejar NTOCYTA en la última hoja y enrolló todo de nuevo. No había limites para donde NTOCYTA pudiera surgir. Pedacitos de papel con NTOCYTA garabateado aparecían enrollados al volante del coche que ellos compartían. Los papeles eran metidos dentro de los zapatos y dejados debajo de los almohadones. NTOCYTA era escrita con los dedos en el polvo sobre las estanterías. Esta misteriosa palabra tanto hacia parte de la casa de mis abuelos como del mobiliario. Pasó bastante tiempo para que yo comenzase a entender y gustar completamente de este juego que ellos jugaban. Mi escepticismo nunca me dejó creer en un único y verdadero amor, que pueda ser realmente puro y duradero. Sin embargo, nunca dudé del amor, entre mis abuelos. Este amor era profundo. Era más que un juego de diversión, era un modo de vida. Su relación era basada en devoción y un amor apasionado, que no todo el mundo tiene la suerte de tener. El abuelo y la abuela estaban siempre que podían con sus manos unidas. Se robaban besos uno al otro, siempre que se encontraban en aquella cocina tan chiquita. Ellos conseguían terminar la frase incompleta del otro y todo el día resolvían juntos las palabras cruzadas del diario. Mi abuela me cuchicheaba diciendo cuan bonito era mi abuelo, como él se había vuelto un viejito lindo y amoroso. Antes de cada comida, ellos se reverenciaban y daban gracias a Dios y bendiciones a los presentes por ser una familia maravillosa, para continuar siempre unidos y con buena suerte. Mas una nube oscura surgió en la vida de mis abuelos: mi abuela tenía cáncer de mama. la enfermedad había aparecido hacía diez años. Como siempre, el abuelo estaba con ella a cada momento. El la tranquilizaba en el cuarto amarillo de ellos, que él había pintado de ese color para que ella estuviera siempre rodeada de la luz del sol, mismo cuando ella no tenía fuerzas para salir. El cáncer ahora estaba de nuevo atacando su cuerpo. Con la ayuda de un bastón y la mano firme de mi abuelo, ellos iban a la iglesia todas las mañanas. Y mi abuela fue quedando cada vez más flaca, hasta que, finalmente, ella no pudo salir más de casa. Por algún tiempo, mi abuelo resolvió ir a la iglesia solito, rezando a Dios para cuidar de su esposa. Entonces, lo que todos temíamos sucedió. La abuela partió. NTOCYTA fue grabada en amarillo en las cintas de color rosa de los buqués de flores del funeral de la abuela. Cuando los amigos comenzaron a irse, mis tías, tíos, primos y otras personas de la familia se juntaron y quedaron alrededor de la abuela por última vez Mi abuelo se quedo junto al cajón de la abuela, y en un suspiro bien profundo, comenzó a cantar para ella. A través de sus lágrimas y pesar, la música surgió como una canción que venía muy de adentro de su ser. Me sentía muy triste, nunca voy a olvidar aquel momento. Porque yo sabía que sin todavía entender completamente la profundidad de aquel amor, yo había tenido el privilegio de testimoniar la belleza sin igual que aquello representaba. Apuesto que a esta altura usted se estará preguntando: “Pero… ¿qué significa NTOCYTA?” Nunca Te Olvides Cuanto Yo Te Amo Feliz martes¡¡¡ El hijo de cierto competente hombre de negocios mostraba signos de gran preocupación. Acostumbrado como estaba a detectar problemas, el padre lo invitó a almorzar para charlar a solas y conducirlo a contarle lo que le sucedía. Indagó, que en efecto, las cosas no marchaban bien: Su carrera, su trabajo, sus relaciones, estaban llenas de trabas y el joven se sentía acorralado e impotente…
“No sé cómo superar los obstáculos”, confió, ” y no por debilidad, puedo asegurarlo. No conozco muchos más duros que yo, y sin embargo siento que retrocedo en vez de avanzar.” “Querido hijo, la dureza no lo es todo”, sonrió el experto. “El mármol es duro, pero si lo golpeas con un mazo se rompe en mil pedazos. Lo que importa no es ser duro, sino ser fuerte. El cuero es blando pero a la vez fuerte, por más que lo martilles no se romperá. Prueba a enfrentar las dificultades y desafíos con resistencia, pero también con flexibilidad, y pronto verás los resultados.” Feliz jueves¡¡¡ |
AutorÁngeles Prol Archivo
Junio 2017
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