Kenga es una gaviota que por una mala jugada del destino se envuelve en una gran mancha de petróleo donde sale finalmente afectada y envenenada. Atentes de morir le confía su huevo a un gato gordo, grande y negro llamado Zorbas el cual deberá cumplir las promesa realizadas a Kenga que consistían en: no comerse el huevo, cuidar de el hasta que se abra y enseñarle a volar…
Tras la muerte de la madre gaviota la promesa se vuelve para Zorbas un asunto de lealtad honor a lo pactado con Kenga.
En su travesía hacia cumplir la promesa la cual no será nada de fácil es acompañado por sus peculiares amigos: Secretario, Sabelotodo, Barlovento, y Colonello, le ayudaran en dicha labor. La gaviota pequeña en bautizada con el nombre de Afortunada. Zorbas en su labor como madre deberá enseñarle a conocerse y comprender que no es un gato si no que una gaviota, antes de que aprenda finalmente a volar. Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar, es una novela escrita por el autor Luis Sepúlveda para sus hijos. Luis Sepulveda nacion en Ovalle, Chile en el año 1949. Os recomiendo la leer este maravilloso libro y para lo que prefieren un corto visual, os dejo el siguiente vídeo:
Feliz día¡¡¡
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Diez minutos geniales con Víctor Küppers para cambiar tu estado de ánimo. Tienes que verlo…
Podríamos definir la actitud como la predisposición de una persona a responder de una manera determinada frente a un estímulo tras valorarlo positiva o negativamente. Partiendo de esta definición se podrían crear estrategias que refuercen nuestra valoración positiva ante determinados estímulos o acontecimientos… La actitud es algo que podemos cultivar. Hoy te dejo diez sugerencias que te ayudarán:
1 – Relájate y Respira Hondo. 2 – Actúa: Haz Ya mismo lo que estás pensando. 3 – Mira Siempre el lado positivo de las cosas. 4 – No juzgues ni hagas comparaciones. 5 – Vive y Disfruta el Presente; no te preocupes por lo que pasó o va a pasar. 6 – Visualiza tus Metas, pero no te fijes tanto en los detalles. 7 – Haz ejercicio, practica algún deporte, mueve tu cuerpo. 8 – Cuida tu Apariencia Personal. 9 – Escucha y Aprende de los demás. 10 – Descansa y Duerme bien. Feliz día¡¡¡ Es tan fácil pensar en lo que aporta valor a tu vida como en lo que no. El desafío a menudo está en el estado de consciencia en el que vives. Reflexión, análisis y planificación son tres pilares que te ayudarán a centrar tu enfoque en las áreas en las que quieres sumar valor… Reflexión: para empezar, podrías pararte a pensar en dos grandes áreas de tu vida, la personal y la profesional y desde ahí, repasar tu hábitos diarios y ver cuáles de ellos aportan valor y cuáles no.
Análisis: Sé consciente de que lo que no suma, resta, al menos energía y tiempo que podrías estar utilizando para otras cosas más constructivas. Ensaya diversas formas de incrementar tu rendimiento y bienestar. Planificación: Proponte transformar tu estado de vida. Encuentra lo que te empodera y aumenta tu productividad. Diseña acciones diarias y vívelas de tal forma que no te quede tiempo para malgastar tus recursos personales. Creer en ti y en que puedes añadir valor a tu vida es cuestión de CONSCIENCIA y ACCIÓN. Feliz día¡¡¡ Nan-in, un maestro japonés de la era Meji recibió cierto día la visita de un erudito, profesor en la Universidad, que venía a informarse acerca del Zen… Nan-in sirvió el té al visitante. Colmó hasta el borde la taza de su huésped, y entonces, en vez de detenerse, siguió vertiendo té sobre ella con toda naturalidad.
El erudito contemplaba absorto la escena, hasta que al fin no pudo contenerse más. – Está ya llena hasta los topes, No siga, por favor. – Como esta taza –dijo entonces Nan-in- estás tú lleno de tus propias opiniones y especulaciones, ¿Cómo podría enseñarte lo que es el Zen a menos que vacíes primero tu taza? Feliz día¡¡¡ Se cuenta la anécdota de que una madre llevó a su hijo de seis años a casa de Mahatma Gandhi… Ella le suplicó:
– Se lo ruego, Mahatma, dígale a mi hijo que no coma más azúcar. – Es diabético y arriesga su vida haciéndolo. – A mí ya no me hace caso y sufro por él. Gandhi reflexionó y dijo: – Lo siento señora. – Ahora no puedo hacerlo. – Traiga a su hijo dentro de quince días. Sorprendido la mujer le dio las gracias y le prometió que haría lo que le había pedido. Quince días después, volvió con su hijo. Ghandi miró al muchacho a los ojos creando una gran conexión y le dijo: – Chico, deje de comer azúcar. Agradecida, pero extrañada, la madre preguntó: – ¿Por qué me pidió que lo trajera dos semanas después? – Podía haberle dicho lo mismo la primera vez que vino. Gandhi respondió: – Hace quince días, yo comía azúcar. Feliz día¡¡¡ Un guerrero de fama y fuerte carácter luego de recorrer un largo camino se dirige a una escarpada montaña, lugar de habitación de un solitario y sabio maestro del budismo (probablemente un sacerdote)… Cuando llega a la morada del sabio luego de una agotadora jornada saluda respetuosamente al monje, el cual guarda silencio sin moverse de su posición.
Luego le dice: He venido hasta aquí desde muy lejos para saber de un sabio como Usted ¿cuál es el camino hacia el cielo y el infierno?. El monje impasible mantuvo el silencio sin mirarlo siquiera. El guerrero algo irritado le increpa diciendo: ¡He subido esta escarpada montaña, he recorrido un largo camino en busca de sabiduría y quiero que me responda ¿cuál es el camino entre el cielo y el infierno?!. El monje no mostró siquiera un cambio de actitud, como si fuera una escultura. El guerrero reaccionó sulfurado e iracundo diciendo: ¡¡ He hecho un gran esfuerzo por estar aquí, no permitiré que me faltes así el respeto!! y levantó su espada con la cierta intención de darle muerte. En ese momento el monje levanta su mano indicando con su dedo índice al guerrero y exclama con voz firme: ¡Ese es el camino del infierno! Sorprendido y avergonzado el guerrero envaina lentamente espada. El monje con voz tranquila le dice: Ese es el camino del cielo. Feliz día¡¡¡ En otros tiempos, un joven monje presa de dudas no podía comprender qué había que hacer para creer, para tener fe. Fue a ver a su maestro y le preguntó si podía esperar que en el futuro comprendería, aunque lo fuera un poco… No es necesario comprender -respondió el anciano maestro.
-Si no comprendo, ¿cómo tener fe? -Inútil tener fe – dijo el Maestro. -Entonces, no entiendo nada – dijo el monje. -Lo único que necesitas es una fuerte certeza – replicó el Maestro.Anochecía, y el anciano maestro salió del templo con su discípulo. Apuntando hacia el cielo con el dedo, le preguntó: -¿Ves la estrella que brilla allí arriba? El joven miró en la dirección indicada y respondió: -Sí, la veo. -¿Ves ahora esa otra que está justo al lado? -No hay ninguna al lado – dijo el discípulo. -Mira bien – agregó el Maestro. Y efectivamente, el discípulo percibió una estrella casi invisible. Si trataba de mirarla directamente, no la veía; en cambio, si la miraba ligeramente de soslayo, la estrella se volvía perceptible. El Maestro le dijo entonces: -Es lo mismo que la certeza. Comprender es ver la estrella que brilla; tener fe, es estar seguro de que existe una estrella aunque uno no la vea; la certeza interna es saber que existe aunque no se le perciba claramente. He utilizado esta metáfora para educarte, ahora debes comprender por ti mismo. Al joven monje le impresionó muchísimo la sabiduría de su maestro, pero se preguntaba cómo podía éste saber que había una estrella invisible justo en ese sitio. El Maestro le dijo entonces: -Las estrellas son innumerables; creo que tú y yo no mirábamos la misma. El número de estrellas es tan grande, que siempre existe una invisible, en cualquier lugar, que solo se puede ver si se mira sin mirar. Feliz día¡¡¡ Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero … El joven demostró una notable técnica cuando le dio al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. “Ahí está”, le dijo el viejo, “¡a ver si puedes igualar eso!”.Inmutable, el maestro no desenfundo su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco.
Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. “Ahora es tu turno”, dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. “Tienes mucha habilidad con el arco”, dijo el maestro, “pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro”. Feliz día¡¡¡ Brendon Burchard en su libro, “Recárgate”, menciona 10 impulsos humanos que te hacen sentir vivo y los cuales te comparto en resumen a continuación...
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Junio 2017
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