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Buscando la perfección

16/11/2016

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Nasrudin conversaba con un amigo…

– Entonces, ¿nunca pensaste en casarte?
– Sí, pensé –respondió Nasrudin. – En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo.
Continué viajando y fui a Isfahan; allí encontré a una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.
Entonces, resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material.
– ¿Y por qué no te casaste con ella?
– ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto…
Feliz miércoles¡¡¡
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Un riesgo que vale la pena

14/11/2016

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Debido a su piel clara y a sus delicados rasgos, muchos eran los que trataban a Blancanieves con la misma incómoda precaución con la que se trata a una muñeca de porcelana, y su éxito año tras año en “Miss la más blanca de toda la procesión” sólo servía para empeorar las cosas. La gente daba por supuesto que su belleza había absorbido cualquier brillo de intelecto, y también daban por hecho que, debido a su belleza y a su estatus de princesa, tenía que ser engreída…


Así pues, Blancanieves estaba más bien sola, y no se veía capaz de confiarle a su madrastra, la reina, este sentimiento de soledad. La reina Jacqueline había oído decir que la posición de madrastra implicaba ser malvada, de modo que hizo todo lo que pudo por darle vida a esa imagen.
En un resplandeciente día de verano y mientras daba un paseo por el bosque, Blancanieves dio con una pequeña cabaña. La curiosidad era grande en ella, de modo que echó un vistazo a hurtadillas por la ventana y vio una mesa con siete sillitas de madera. Percibió el aroma de un guiso, que hervía a fuego lento en la cocina, y no pudo resistirse a la tentación de entrar en la cabaña para probarlo. Pero, cuando tomó el cucharón, oyó un silbido, y vio entrar a siete hombrecillos diminutos en la cabaña. Los hombrecillos miraron a la princesa y ella los miró a ellos. Sería difícil saber quién de todos estaba más sorprendido.
  • Soy Blancanieves -dijo ella tímidamente.
  • Sí que estáis blanca, querida -respondió el jefe del grupo-. Pero quizás sea conveniente que os echéis un rato, hasta que recobréis el color en las mejillas. No nos gustaría que dierais con vuestra bella faz en nuestro guiso.
Blancanieves les dijo que era así como se llamaba, y los pequeños caballeros la saludaron diciéndole de corrido el apodo de cada uno.
  • No debe de ser fácil llevar nombres como esos a todas horas -dijo Blancanieves compadeciéndose-. Me he gastado una fortuna en protectores solares con el fin de mantener mi imagen de Blancanieves, y llevo años sin poder ir a la playa. En realidad, mi verdadero nombre es Lisa. ¡Hace tanto tiempo que no lo oigo que casi me he olvidado de mí misma!
Blancanieves les pidió a los hombrecillos que le dijeran sus nombres de pila, con el fin de no adoptar idea preconcebida alguna acerca de ellos. Les dijo que a ella la solían encasillar a causa de su nombre y de su aspecto, y que no quería cometer con ellos el error de prejuzgarlos. Los hombrecillos dejaron ir un suspiro de alivio, y después le dijeron sus nombres de pila.
Le contaron que los aldeanos habían obligado a todos los enanos a vivir marginados debido a que su aspecto les molestaba. Ethan comentó que, aunque era licenciado en medicina, se había visto obligado a trabajar en las minas debido a que la gente decía, “eso es lo que tienen que hacer los enanos”. Y, luego, rechinó los dientes y reprimió su ira, como era habitual en él.
  • “Enano” es una palabra horrible -dijo Lisa-. Me trae a la cabeza a esos gnomos horteras que ponen de adorno en el césped, junto a flamencos rosados en los jardines de delante de las casas.
  • Nosotros preferimos que nos llamen “soterrados” en vez de “enanos” -dijeron ellos al unísono.
  • -Bueno, no creo que os haga falta utilizar ningún tipo de etiqueta -dijo Lisa.
Doug, que estaba de pie detrás de todos, se puso a contarle su historia a Lisa.
  • Cuando era niño, padecía una forma leve de dislexia que me impidió llevar el ritmo de lectura del resto de mi clase. Los niños empezaron a decir que era estúpido, e incluso empezaron a llamarme con este terrible apodo que llevo sujeto a mí desde entonces. Y al final empecé a creer que era tonto de verdad.
Uno tras otro, los hombrecillos les contaron de qué modo habían ido cayendo en el papel que la gente esperaba de ellos. Larry le contó que el miedo al mal humor de su padre había llevado a todos en su familia a mostrar una fachada permanente de felicidad, con el fin de que no se enfadara; y dijo que había arraigado tanto en él la idea de complacer a los demás, que muchas veces perdía de vista sus propios sentimientos y emociones verdaderas.
Gary, al que se le había etiquetado como persona de actitudes negativas, comentó que el miedo al rechazo solía llevarle a mantener las distancias con la gente.
  • Los demás no podrán hacerme daño, si no dejo que se acerquen a mí -gruñó Gary.
Lisa le explicó a Gary lo importante que era arriesgarse al rechazo con el fin de ganar en confianza y en amor, pero Gary siguió mostrándose escéptico.
Lisa se dio cuenta de que Donald estaba dando cabezadas, aún estando de pie en un rincón.
  • ¿Siempre está así? -preguntó Lisa.
  • Sí. Siempre está cansado -respondió Gary-. Él es así.
  • No creo que exista nadie así -dijo Lisa-. Creo que lo que Donald necesita es pedir cita con un especialista, para ver si es narcoléptico o si sufre del “síndrome de fatiga crónica”. Puede que tenga algo que sea verdaderamente peligroso para su salud.
Donald se despertó y medio atontado dijo estar de acuerdo con Lisa. Luego, estuvieron hablando todos sobre lo importante que era enfrentarse a las limitaciones físicas, en vez de aceptarlo todo como un obstáculo insalvable.
Greg, que había estado sorbiéndose los mocos durante toda la conversación, anunció que lo primero que iba a hacer el lunes por la mañana sería ir a ver a un alergólogo, porque estaba cansado de hacer el papel de víctima. Dijo que sus ataques de estornudos le habían permitido conseguir algo más de atención del resto del grupo, y que eso le había llevado a no resolver su problema. Lisa le animó a que buscara la atención de los demás de formas más positivas, y Greg pareció tranquilizarse.
Otro de los hombrecillos, que había estado todo el rato sentado en una esquina, se acercó a Lisa y le tendió la mano.
  • Yo soy Chase -dijo-. Nunca hablo con extraños debido a que soy tímido por naturaleza, pero quiero darte las gracias por haber venido. Ya sabes, hablar contigo no me ha resultado tan difícil como yo creía que iba a ser.
  • Eso está muy bien -dijo Lisa-. El miedo a lo desconocido es casi siempre mayo que el miedo que sentimos cuando nos enfrentamos a las dificultades.
  • ¿Tú tienes miedo de algo, Lisa? -preguntó Chase.
Lisa lo pensó por un momento y, luego, respondió:
  • Supongo que debería darme este consejo a mí misma, porque he estado escabulléndome de mi madrastra durante años. No creo que haya nadie que se sienta valiente por naturaleza. Las personas valientes son aquellas que aprenden a alcanzar sus objetivos y a abordar los obstáculos a despecho del miedo que puedan sentir. Creo que, cuando vuelva a casa, me voy a sentar a hablar con mi madrastra. Quizás no sea tan terrible como yo imagino. Después de todo, hoy me ha ofrecido amablemente una manzana para el almuerzo.
Y justo en este momento, llamaron a la puerta de la pequeña cabaña. Lisa abrió la puerta de la pequeña cabaña. Lisa abrió la puerta y se encontró con un apuesto joven montado sobre un caballo blanco.
  • Buenas tardes señorita. Soy el príncipe Encantador, y debo haberme equivocado de camino en alguna parte. ¿Me podría indicar cómo se va a los almacenes de armaduras de Ed?
  • ¡Encantador! -repitió Lisa-. ¡Qué nombre más bonito!
  • Bueno, a veces es un fastidio -dijo el príncipe-. Siempre se espera que diga o que haga algo encantador y no consigo quitarme el miedo de usar el tenedor equivocado durante la cena. Hay veces en que, simplemente, me gustaría comer con las manos.
  • Entre -dijo Lisa-. El almuerzo está listo, y le prometo que no le voy a juzgar si pone los codos en la mesa o si sorbe ruidosamente el caldo del guisado.
El príncipe se zampó varios platos de guisado sin usar utensilios, y terminó la comida con un sonoro eructo.
  • ¡Encantador! -dijo Blancanieves pensativamente.
Feliz lunes¡¡¡
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Enfocar la atención

11/11/2016

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Joshu preguntó al maestro Nanse, “¿Cuál es el verdadero Camino?”…


Nansen respondió, “El camino de cada día es el verdadero Camino”.
Joshu preguntó, “¿Puedo estudiarlo?”.
Nansen respondió, “Cuanto más lo estudies, más te alejarás del Camino”.
Joshu pregunto, “Si no lo estudio, cómo puedo conocerlo?”.
Nansen respondió, “El Camino no es de las cosas que se ven, ni de las cosas que no se ven. No es de las cosas conocidas, ni de las cosas desconocidas. No lo busques, ni lo estudies, ni lo nombres. Para alcanzarlo, ábrete con la amplitud del cielo”. Cuando tengo hambre, como; cuando tengo sueño, duermo.
Maestro, ¿qué haces tú para estar en el camino verdadero?.
– Cuando tengo hambre, como; cuando tengo sueño, duermo.
– Pero esas cosas las hace todo el mundo.
– No es cierto. Cuando los demás comen piensan en mil cosas a la vez. Cuando duermen, sueñan con mil cosas a la vez. Por eso yo me diferencio de los demás y estoy en el camino verdadero.
Feliz viernes¡¡¡
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La mente se está moviendo

10/11/2016

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Dos monjes estaban discutiendo acerca de una bandera…


Uno dijo: La bandera se está moviendo. El otro dijo: El viento se está moviendo. Sucedió que el sexto patriarca, Zenón, pasaba justamente por ahí. El les dijo: Ni el viento, ni la bandera; la mente se está moviendo.


Feliz jueves¡¡¡
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El hombre del Do

9/11/2016

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Existe una historia que refleja el sentido del karate. Es una parábola acerca del Do (camino) y un hombre insignificante …


Un karateka preguntaba a su Sensei: ¿Cuál es la diferencia entre un hombre del Do y un hombre insignificante?
El Sensei respondió: “Cuando el hombre insignificante recibe el primer Dan, corre  rápidamente a su casa gritando a todos el hecho. Después de recibir su segundo Dan, escala el techo de su casa, y lo grita a todos”.
Al obtener el tercer Dan, recorrerá la ciudad contándoselo a cuantas personas encuentre.”
El Sensei continuó: “Un hombre del Do que recibe su primer Dan, inclinará su cabeza en señal de gratitud; después de recibir su segundo Dan, inclinará su cabeza y sus hombros; y al llegar al tercer Dan, se inclinará hasta la cintura, y en la calle, caminará junto a la pared, para pasar desapercibido.
Cuanto más grande sea la experiencia, habilidad y potencia, mayor será también su prudencia y humildad”.


Feliz miércoles¡¡¡
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Dos caminos

7/11/2016

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Un guerrero de fama y fuerte carácter luego de recorrer un largo camino se dirige a una escarpada montaña, lugar de habitación de un solitario y sabio maestro del budismo …


Cuando llega a la morada del sabio luego de una agotadora jornada saluda respetuosamente al monje, el cual guarda silencio sin moverse de su posición.
Luego le dice: He venido hasta aquí desde muy lejos para saber de un sabio como Usted ¿cuál es el camino hacia el cielo y el infierno?. El monje impasible mantuvo el silencio sin mirarlo siquiera. El guerrero algo irritado le increpa diciendo: ¡He subido esta escarpada montaña, he recorrido un largo camino en busca de sabiduría y quiero que me responda ¿cuál es el camino entre el cielo y el infierno?!
El monje no mostró siquiera un cambio de actitud, como si fuera una escultura.
El guerrero reaccionó sulfurado e iracundo diciendo: ¡¡ He hecho un gran esfuerzo por estar aquí, no permitiré que me faltes así el respeto!! y levantó su espada con la cierta intención de darle muerte.
En ese momento el monje levanta su mano indicando con su dedo índice al guerrero y exclama con voz firme: ¡Ese es el camino del infierno! Sorprendido y avergonzado el guerrero envaina lentamente espada. El monje con voz tranquila le dice: Ese es el camino del cielo.
Feliz martes¡¡¡
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La dificultad para aprender

7/11/2016

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En cierta ocasión, un hombre de gran erudición, fue a visitar a un anciano que estaba considerado como un sabio. Llevaba la intención de declararse discípulo suyo y aprender de su conocimiento.


Cuando llegó a su presencia, manifestó sus pretensiones pero no pudo evitar el dejar constancia de su condición de erudito, opinando y sentenciando sobre cualquier tema a la menor ocasión que tenía oportunidad.
En un momento de la visita, el sabio lo invitó a tomar una taza de té. El erudito aceptó, aprovechando para hacer un breve discurso sobre los beneficios del té, sus distintas clases, métodos de cultivo y producción.
Cuando la humeante tetera llegó a la mesa, el sabio empezó a servir el té sobre la taza de su invitado. Inmediatamente, la taza comenzó a rebosar, pero el sabio continuaba vertiendo té impasiblemente, derramándose ya el líquido sobre el suelo.
-¿Qué haces insensato? – clamó el erudito -. ¿No ves que la taza ya está llena?
-Ilustro esta situación – contestó el sabio -. Tú, al igual que la taza, estás ya lleno de tus propias creencias y opiniones. ¿De qué te serviría que yo tratara de enseñarte nada?
Feliz lunes¡¡¡
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Paso a paso

3/11/2016

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Un rector universitario fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el aeropuerto lo recibió un soldado.


Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, el soldado se separó del visitante en tres ocasiones:
– Primero para ayudar a una anciana con su maleta; luego para cargar a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para orientar a una persona. Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro.
“¿Dónde aprendió a comportarse así?”, le preguntó el profesor.
“En la guerra”, contestó el soldado.
Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión había sido limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos suyos, uno tras otro, encontraban una muerte prematura.
“Me acostumbré a vivir paso a paso” – explicó.
“Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo. Me parecía que cada paso era toda una vida“.
Feliz jueves¡¡¡
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Un paseo por el cielo

2/11/2016

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Anoche soñé que estaba en el Cielo y que un ángel me servía de guía para mostrarme los alrededores.


Caminaba lado a lado a través de un largo salón de trabajo lleno de ángeles.
Mi ángel guía se detuvo enfrente de la primera sección y dijo: “Ésta es la sección de “Receiving“
Aquí todas las peticiones hechas a Dios en oración son recibidas.
Miré alrededor del área, estaban extremadamente ocupados y eran tantos los ángeles sorteando peticiones de todas partes del mundo, que quedé impresionado.
Luego pasamos a través de un largo corredor hasta que llegamos a la segunda sección.
El ángel me dijo entonces: “Ésta es la sección de empaque y despacho”
Aquí, la gracia y las bendiciones que fueron solicitadas por las personas son procesadas y entregadas a aquellos seres vivos que las pidieron.
Noté cuán ocupados estaban allí también. Había muchísimos ángeles trabajando muy duro, eran muchas las bendiciones siendo enviadas a la tierra.
Finalmente, en el punto más lejano del corredor nos detuvimos en una puerta de una sección muy pequeña.
Para mi gran sorpresa, había sólo un ángel sentado allí, y con muy poco que hacer;
“Éste es el cuarto de confirmación de recibo”, me informó el ángel…
Parecía un poco apenado.
¿Cómo es que hay tan poco trabajo aquí?, le pregunté.
“Muy triste”, suspiró el ángel, “Luego de que las personas reciben las bendiciones que solicitaron, muy pocos envían la confirmación de recibo de vuelta”
“¿Y cómo se debe confirmar el recibo de una bendición?“
Le pregunte al ángel. “Muy simple”, me contestó: “Solo tienes que decir GRACIAS DIOS!!!
(Autor: Desconocido)
Feliz miércoles¡¡¡
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Mantenerse firme aún en circunstancias complicadas

2/11/2016

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Niccoló Paganini fue un famoso y dotado violinista del siglo diecinueve. No obstante, su más memorable concierto fue uno marcado por un furioso remado más que un éxito fácil.


El concierto se realizó en Italia con una orquesta completa ante un auditorio lleno de capacidad. Aquellos que lo escucharon tocar dijeron que la técnica de Paganini era increíble, su tono fantástico.
Hacia el final del concierto, Paganini estaba asombrando a su transportado público con una composición extremadamente difícil, cuando de pronto saltó una cuerda de su violín y colgó flojamente de su instrumento.
Paganini frunció un poco el ceño, sacudió su cabeza y continuó tocando, improvisando maravillosamente.
Entonces, ante la sorpresa general, incluyendo la de Paganini, se cortó una segunda cuerda. Poco después, saltó una tercera cuerda.
Parecía una comedia bufonesca, mientras Paganini estaba parado frente al auditorio lleno de reverencia con las cuerdas colgando de su Stradivarius.
En lugar de abandonar el escenario para reparar su instrumento, se mantuvo firme. Con calma completó la difícil pieza musical con la cuerda que le quedaba.
Una actuación que le hizo ganar aplausos, admiración y permanente fama.
Feliz viernes¡¡¡
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    Autor

    Ángeles Prol
    Coach
    ​Consultora de Procesos Formadora Organizacional

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