Una vez había un jilguero que por más que las demás aves le deban ánimos para cantar, el jilguero se negaba a cantar, y cuando le preguntaban el porqué su negación esto les contestaba…
– No cantaré jamás, no deseo ser motivo de burlas. Y así respondía hasta que otro día se le acercó al jilguero un perico y le dijo: – No hay porque temer amigo jilguero, vaya a cantar y verás que nadie se burlará. Pero el jilguero nada de cantar hasta que luego se le acercó una cotorra y le exclamó: – Amigo jilguero cierta vez te oí cantar en el bosque, dime ¿Porqué no cantas ahora? Pero el jilguero nada, no cantó así que más tarde se le acercó un ruiseñor y con gran ánimo empezó a entonar sus bellos cantos, pero al notar el desinterés del jilguero le preguntó: – Señor jilguero, ¿que te parece si cantamos juntos?, seriamos un gran dúo! El jilguero tímidamente le contó sus razones por las que no cantaba y luego de esto el ruiseñor le exclamó: – Mira jilguero cantes bien o mal, es asunto tuyo pero, si no cantas ni para ti mismo, no eres jilguero ni eres nada. Feliz lunes¡¡¡
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Junio 2017
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