El estado neurofisiológico es la clave para activar el poder que nos permite hacer los cambios que queremos hacer para alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto. Los estados de ánimo determinan nuestros comportamientos y dependen de dos cosas: la representación interna que nos hacemos de los acontecimientos y de nuestra fisiología, en definitiva de la neurofisiología.
Teniendo en cuenta lo anterior podemos decir que la clave está en el estado neurofisiológico en el que uno se encuentra. Hay estados que potencian (como la confianza ,el amor, la seguridad interior, la alegría, el éxtasis, la fe), que liberan fuentes inagotables de poder personal. Y hay estados que paralizan (como la confusión, la depresión, el miedo, la angustia, la tristeza, la frustración), y que nos dejan impotentes. Todos tenemos alternativas de estados buenos y malos. Como cuando uno entra en un restaurante y la camarera le recibe de mala manera: «Y usted, ¿qué quiere?». ¿Cree que siempre se comunica así? Puede que sea de esta manera porque tiene una vida llena de dificultades. Pero es más probable que tenga un mal día, o demasiadas mesas que atender, o que la haya ofendido algún cliente. No es mala persona; lo que pasa es que se halla en un estado que la priva de sus recursos. Cambiar los estados implica modificar las representaciones internas y también modificar la fisiología. Para controlar y dirigir nuestra conducta, debemos controlar y dirigir nuestros estados, y para conseguir eso hemos de controlar y dirigir conscientemente nuestras representaciones internas y nuestra fisiología. Muchas veces podemos conseguir un cambio rápido con solo cambiar la forma en la que respiramos y manteniendo la columna vertebral bien erguida. Para cada persona el cambio será diferente, basta con explorar qué posición física te hace sentir mejor. Hoy te propongo probar con una muy sencilla: De pie con los brazos extendidos a la altura de los hombros (como si fueras a volar) y las piernas separadas, toma unas cuentas respiraciones profundas y observa cómo te sientes. ¿Ha cambiado aunque sea ligeramente tu estado? Manteniendo la posición, gira suavemente la cabeza hacia arriba, como si estuvieras mirando al cielo y continúa respirando (inhala por la boca y exhala por la nariz) ¿Percibes algún cambio más? Prueba también mantenido la mirada al frente, a un lado y a otro. Recuerda que se trata de explorar cómo moviendo tu fisiología mueves tu ánimo. Feliz miércoles¡¡¡
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Junio 2017
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