Un discípulo observando a su maestro se dio cuenta que el maestro no cometía errores, todo lo que hacía o decía siempre llevaba el sello de la perfección y del resultado deseado… Un día el discípulo le dice a su maestro: “Maestro, yo te he estado observando con mucho cuidado y me he dado cuenta que a ti las cosas siempre te resultan de acuerdo con tu plan y nunca diferente porque tu tienes sabiduría y yo no.
A mí se me ha ocurrido que yo, de hoy en adelante no voy a hacer nada diferente a lo que tu me digas porque así sabré que yo tampoco me voy a volver a equivocar”. Ante esta afirmación el Maestro responde: “Me encanta tu observación y te doy gracias por la confianza que ahora depositas en mí pero quiero decirte que es importante que tu aprendas a tomar tus propias decisiones”. Maestro, mi decisión es hacer tu voluntad y no la mía, dice el discípulo. “Toda decisión será respetada, retírate a pensarlo bien durante 3 días y después de tu reflexión vuelve y me cuentas tu decisión final. Sea la que sea yo la respetaré”. El discípulo se retiró a pensar en lo que el maestro le había dicho y no encontró ninguna otra explicación diferente a decir: voy a hacer la voluntad del maestro. A los tres días el discípulo regresó a su maestro diciendo: “Maestro ya tomé mi decisión y como tu me aseguraste que sería respetada, mi decisión es que solamente haré tu voluntad y no la mía”. Perfecto, dijo el maestro, ¿estás seguro?, Sí maestro. ¿No te vas a retractar? No. ¿Estás totalmente comprometido con esa decisión? Si maestro. “Bueno, entonces mi voluntad es que de hoy en adelante tu tomes tus decisiones y no las mías”. Feliz fin de semana¡¡¡
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Junio 2017
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