El discípulo fue a visitar al maestro en el lecho de muerte…
– “Déjame en herencia un poco de tu sabiduría”, le pidió. El sabio abrió la boca y pidió al joven que se la mirara por dentro – “¿Tengo lengua?” – “Seguro”, respondió el discípulo. – “¿Y los dientes, tengo aún dientes?” – “No”, replicó el discípulo. “No veo los dientes.” – “¿Y sabes por qué la lengua dura más que los dientes? Porque es flexible. Los dientes, en cambio, se caen antes porque son duros e inflexibles. Así que acabas de aprender lo único que vale la pena aprender.” (Autor: Bruno Ferrero) Feliz jueves¡¡¡
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Junio 2017
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