Un día Nasrudín fue con un maestro para aprender el arte de curar. Vieron venir a un paciente y el maestro dijo:
– Este hombre necesita granadas para curar. Nasrudín recibió al paciente y le dijo: – Tiene usted que tomar granadas, es todo lo que necesita. El hombre se fue protestando y probablemente no consideró en serio el consejo. Nasrudín corrió a su maestro y preguntó qué es lo que había fallado. El maestro no dijo nada y esperó a que de nuevo se dieran las circunstancias. Pasó un tiempo y el maestro dijo de otro paciente: – Ese hombre necesita granadas para curar, pero esta vez seré yo quien actúe. Le recibió y se sentaron, hablaron de su familia, de su trabajo, de su situación, dificultades e ilusiones. El maestro con aire pensativo dijo como para sí mismo: – Necesitarías algún fruto de cáscara dura, anaranjada, y que en su interior contenga granos jugosos de color granate. El paciente interrumpió exclamando: – ¡Granadas!, ¿y eso es lo que podría mejorarme? El paciente curó y Nasrudín tuvo una ocasión más para aprender. ( Fuente: “30 historias de Nasrudin”) Feliz Lunes¡¡¡
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Junio 2017
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