Esta historia habla de un sastre, un zar y su oso…
Un día el zar descubrió que uno de los botones de su chaqueta preferida se había caído. El zar era caprichoso, autoritario y cruel (cruel como todos los que enmarañan por demasiado tiempo en el poder), así que, furioso por la ausencia del botón mandó a buscar a su sastre y ordenó que a la mañana siguiente fuera decapitado por el hacha del verdugo. Nadie contradecía al emperador de todas la Rusias, así que la guardia fue hasta la casa del sastre y arrancándolo de entre los brazos de su familia lo llevó a la mazmorra del palacio para esperar allí su muerte. Cuando, cayó el sol un guardia cárcel le llevó al sastre la última cena, el sastre revolvió el plato de comida con la cuchara y mirando al guardia cárcel, dijo: –Pobre del zar.
-¡¡Enséñale a mi oso a hablar!! -Me gustaría complaceros pero la verdad, es que enseñar a hablar a un oso es una ardua tarea y lleva tiempo… y lamentablemente, tiempo es lo que menos tengo… El zar hizo un silencio, y preguntó: ¿Cuánto tiempo llevaría el aprendizaje?
aprendizaje duraría… duraría…no menos de……DOS AÑOS. El zar pensó un momento y luego ordenó:
– No olvides – le dijo el zar apuntándolo con el dedo a la frente – Si en dos años el oso no habla… – Alteza… Cuando todos en la casa del sastre lloraban por la pérdida del padre de familia, el hombre pequeño apareció en la casa en el carruaje del zar, sonriente, eufórico y con regalos para todos. La esposa del sastre no cabía en su asombro. Su marido que pocas horas antes había sido llevado al cadalso volvía ahora, exitoso, acaudalado y exultante… Cuando estuvo a solas el hombre le contó los hechos.
Autor: Jorge Bucay Feliz jueves¡¡¡
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Junio 2017
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