Una de las claves para el éxito es sencilla: conócete a ti mismo, es decir, tus puntos fuertes y débiles, tus objetivos y oportunidades, tus hábitos tóxicos y sanos. Evaluando tu experiencia y respondiendo algunas preguntas podrías conocer hoy algo más de ti... Son preguntas muy sencillas y si te tomas el tiempo de pensar y escribir las respuestas puede que descubras algo más de ti mismo. Te invito a que no te quedes en la simple lectura, toma papel y lápiz y te deseo mucha suerte con tus descubrimientos…
1. ¿Me gusta lo que hago? 2. ¿Qué me gustaría hacer? 3. ¿Puedo hacer lo que me gustaría hacer? 4. ¿Para qué me gustaría hacerlo? 5. ¿Qué necesito hacer para conseguirlo? 6. ¿Conozco a las personas que ya han hecho lo que me gustaría hacer? 7. ¿Qué precio estoy dispuesto a pagar para lograrlo? 8. ¿Cuándo puedo empezar a hacer lo que me gustaría hacer? 9. ¿Cómo será mi vida cuando llegue hacer lo que me gustaría hacer? ¿Has descubierto algo nuevo?, Mi sugerencia es que te tomes tiempo para pensar y responder. Quizás sería buena idea que las lleves contigo durante una semana y vayas tomando nota de cualquier idea que pueda surgir a lo largo del día y que conteste a alguna de las preguntas… Feliz martes¡¡¡
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Hay momentos que cambian la historia. Momentos en los que necesitamos tomar decisiones aún sin saber muy bien como afectarán a nuestro futuro. Son momentos de incertidumbre, pero de fuerte determinación, a pesar de los temores, decidimos dar un paso al frente y saltar al vacío… Este cuento hindú, refleja ese instante de decisión y salto:
“En una ocasión, un león se aproximó hasta un lago de aguas claras para calmar su sed y, al acercarse, vio su rostro reflejado en ellas y pensó : -¡Dios!, este lago debe ser de este león. Tengo que tener mucho cuidado con él. Retrocedió. Unos minutos después volvió a intentarlo y al verlo “otra vez”, abrió las fauces amenazadoramente, pero comprobó que el otro “león” hacía lo mismo. Entonces sintió terror y salió corriendo, pero… ¡la sed le devoraba! Regresó nuevamente y otra vez se repitió la imagen amenazadora. Atemorizado, se retiró de las aguas. Lo intentó varias veces de nuevo, pero siempre huía espantado. Pero tenía tanta… tanta sed que no pudo aguantar y regresó a las mismas. Allí estaba otra vez “el león” ¿Qué hacer? No había otro lago cercano. Y como la sed era cada vez más intensa, tomó finalmente la decisión de beber agua del lago sucediera lo que sucediese. Así lo hizo. Y al meter la cabeza en las aguas… ¡el “león enemigo” había desaparecido!” El Maestro dice : “Muchos de nuestros temores son imaginarios. Sólo cuando los enfrentamos, desaparecen. No dejemos que nuestra imaginación descontrolada usurpe el lugar de la realidad ni nos perdamos en las creaciones y reflejos de nuestra propia mente”. Feliz lunes¡¡¡ No siempre es cómodo, pero sí beneficioso, asociarse con personas mejores que nosotros, personas íntegras, positivas, que vayan por delante de nosotros profesionalmente, que estén creciendo. Deberíamos ser como Ralph Waldo Emerson y Henry David Throreau cuyas preguntas entre ellos siempre que se encontraban eran: ¿Qué has aprendido desde la última vez que nos vimos?... El factor más importante en el entorno de cualquier persona es la gente. Si solo cambiáramos esto, habríamos multiplicado por mucho las probabilidades de éxito.
Así que te sugiero hoy como breve reflexión para el fin de semana que pienses largo y tendido sobre con quién estas pasando la mayor parte de tu tiempo, porque casi seguro te dirigirás hacia dónde esas personas se dirijan. Feliz fin de semana¡¡¡ Todos nos estancamos alguna vez en la vida en algún área, porque todo tiene un comienzo un cénit y un final. Y si no hemos dado a tiempo los pasos para pasar al siguiente nivel, experimentamos ese estado de “no cambio”… Esto puede deberse y a menudo se debe a múltiples causas y factores que se entrelazan entre sí, haciendo difícil encontrar la raíz de tal estado.
Hoy quiero enfocarme en esas ocasiones en las que el entorno se convierte en un freno a nuestras ilusiones, sueños y aspiraciones. Cuando necesitas más espacio para crecer y desarrollarte y ese lugar ya no te ofrece nada más. Podría decirse que te has convertido en lo máximo a lo que podías aspirar dentro de tu organización, comunidad, sector…y que necesitas aires frescos para ir más allá. Lo primero que tendremos que hacer es: evaluar el entorno actual y ver qué posibilidades nos ofrece que encajen con nuestros proyectos. Si el diagnóstico nos limita, es hora de “hacer las maletas” y poner rumbo a otros lugares. Lo segundo y muy importante es: cambiar el entorno y cambiarnos a nosotros mismos, porque si intentas cambiar tu y no tu entorno, el crecimiento será lento y difícil; si cambias tu entorno pero tú no, el crecimiento será lento y menos difícil; si cambias tu entorno y a ti mismo, tu crecimiento será más rápido y exitoso. Como ves se trata de aumentar y acelerar tus probabilidades de éxito. Feliz jueves¡¡¡ Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos nuestros hábitos controlan en gran parte las palabras que decimos, las cosas que hacemos y las formas en que reaccionamos y respondemos. Tu mañana no va a cambiar hasta que no cambies algo de lo que haces hoy... Y la gran pregunta es: ¿Qué estás haciendo diariamente que tienes que cambiar?. ¿Qué debes hacer?, o más importante todavía, ¿Qué debes deshacer?. La columnista Abigail Van Buren, bromeó un día diciendo: “Un mal hábito nunca se va por sí mismo. Siempre es un trabajo de deshágalo usted mismo”.
Así volvemos a la pregunta del post de hoy: ¿Qué estás dispuesto a cambiar de lo que haces hoy para cambiar lo que harás mañana? Al final el trabajo duro, es la acumulación de pequeñas cosas fáciles que no hicimos cuando deberíamos haberlas hecho; en palabras de John C. Maxwell, si tomas las decisiones correctas cada día, día tras día, verás los resultados. ¿Cómo hacerlo?, bien, hay 3 decisiones que tomamos constantemente y que determinan nuestros resultados: 1.- En qué te enfocas ante los problemas: en el problema o en las posibles soluciones; en las veces que fallaste o en la posibilidad de acertar; en las circunstancias o en la visión a largo plazo… 2.- Qué significado le das a las cosas: pérdida u oportunidad de ganar; fracaso u aprendizaje; pasado o sabiduría; lentitud o maduración… 3.- Cómo etiquetas las circunstancias: crisis o cambio; estancamiento o preparación; soledad o libertad… Si reflexionas a cerca de las decisiones que tomas a diario, seguro que te resultará fácil encontrar algo que puedes cambiar hoy, ahora mismo, y eso cambiará lo que harás mañana. Feliz miércoles¡¡¡ La valentía se define como una cualidad de las personas que actúan con valor, con esfuerzo, vigor, aliento, ánimo, arrojo y osadía. Los hechos y hazañas heroicas que la historia recoge han sido realizada por personas valientes; no obstante para ser una persona valiente no es preciso realizar una hazaña o hecho heroico sino demostrar una actitud valerosa ante los hechos de la vida cotidiana que lo requieran... Este tradicional cuento viene desde Japón y nos cuenta las aventuras que vivió Issunboussi para convertirse en un samurái. Valor, valentía y autosuperación es de lo que habla este cuento, ¿hasta dónde seriamos capaces de llegar para cumplir nuestro sueño? ¡Conoce lo que hizo Issunboushi para cumplir el suyo!
Hace mucho tiempo, en una tierra muy lejana, nació un niño muy pequeñito. Era tan pequeñito, que apenas era más alto que el dedo meñique de un adulto. A pesar de su estatura, sus padres estaban muy felices porque pensaban que ese niño tan pequeñito era un regalo de los dioses. Le pusieron de nombre Issunboushi. Era un niño que comía mucho y, aunque iban pasando los años, no crecía nada. Un día que salió a jugar al jardín se subió a un árbol muy alto y pudo ver a lo lejos un río y una montaña. Por la noche, mientras la familia cenaba, Issunboushi le preguntó a su padre: – ¿Papá, hasta dónde llega el río? – Hasta el otro lado de la montaña – el padre le contestó. – ¿Qué hay al otro lado de la montaña? –volvió a preguntar Issunboushi. – Al otro lado de la montaña está la ciudad de Kyoto. Allí hay mucha gente y templos. Al oír la respuesta de su padre, Issunboushi empezó a imaginarse la ciudad llena de gente, de templos, de nuevas experiencias… y de repente gritó “¡voy a ir a Kyoto!”. Su padre sorprendido se giró hacia él y le preguntó ¿estás seguro de lo que dices? Issunboushi, se puso de pie y repitió “¡Voy a ir a Kyoto y seré samurái!” Sus padres al escucharlo trataron de hacer que cambiase de opinión, pero Issunboushi lo había decidido y nada ni nadie le haría cambiar de planes. Al ver su firmeza los padres aceptaron su decisión y le ayudaron a preparar el equipaje. Prepararon un tazón para que lo utilizara como bote para navegar por el río y unos palillos como remos. Su madre le entregó su aguja de coser, herencia de su abuela, para que la utilizara como espada. Así Issunboushi empezó su viaje hacia la ciudad. Le esperaban muchos peligros a lo largo del camino hacia Kyoto pero él se dijo “¡Venceré sin falta! ¡Voy a realizar mi sueño!” Tardó tres días, pero finalmente llegó a la ciudad con vida. Impaciente, empezó a buscar castillos donde le enseñaran las técnicas samuráis. Se presentó delante de diferentes señores feudales pero todos le negaron la entrada por su estatura. Desesperado lo intentó en el último castillo, el más grande y poderoso de la ciudad. Se entrevistó con el dueño del castillo, quien se rió al escuchar el sueño de Issunboushi, pero accedió a su solicitud al escuchar la determinación y la valentía de sus palabras. En ese castillo tan grande de altos muros impenetrables, vivía una hermosa princesa llamada Haruhime, hija de aquel señor feudal. En esa época unos demonios estaban robando y destrozando tiendas y casas por toda la ciudad. Nadie se atrevía a enfrentarse a ellos porque eran muy malvados. Un día Issunboushi escuchó la noticia de que la princesa iría al templo de Kiyomizu, y que su padre estaba reclutando a los mejores samuráis para protegerla de esos temidos demonios. Issunboushi se ofreció a ir con ellos, el señor feudal aceptó pensando que así se cansaría de la idea de querer ser samurái. A medio camino del templo se encontraron con dos demonios, todos los samuráis huyeron aterrorizados pero sólo uno permaneció al lado de la princesa. Issunboushi se colocó delante de la princesa y le dijo al demonio: “¡tu contrincante soy yo!” . El demonio al verlo se puso a reír y se lo comió de un bocado. El demonio se acercó a la princesa para comérsela cuando le empezó a doler mucho la barriga. Tanto, que se cayó al suelo del dolor, se puso las manos en el vientre y empezó a gritar: “¡no, no lo hagas!” Issunboushi le estaba clavando la aguja en la panza mientras gritaba “¡pararé cuando prometáis no hacer mas fechorías!” el demonio contestó rápidamente llorando de dolor “¡Nunca más lo haremos!” E Issunboushi salió del interior del demonio y éste huyó corriendo. La princesa Haruhime, asombrada de la valentía y fuerza de ese pequeño samurái, le dijo “Muchas gracias por todo. Te debo la vida”. En ese momento la princesa vio un objeto en el suelo que se había dejado el demonio, era el martillo de los deseos. -Esto es Uchide No Kozuchi, con esto podrás cumplir tus deseos. ¿Qué deseas? – le preguntó la princesa. – Deseo una constitución física fuerte. -Issunboushi contestó. La princesa agitó Uchide No Kozuchi y dijo: “¡Ten una constitución fuerte!”. Y, de repente, los brazos, las piernas, el torso de Issunboushi empezó a crecer hasta convertirse en uno de los hombres más altos y fuertes de todo Japón. Al llegar al castillo el señor feudal lo ascendió hasta la más alta posición de la orden samurái y le ofreció a su hija como esposa. Feliz martes¡¡¡ Dicen que al inicio de los tiempos sólo existían dos emociones, el amor y el miedo, que vivían en un maravilloso oasis donde tenían todo lo que necesitaban. Solían estar juntos, y Miedo se encontraba muy bien cuando estaba con Amor... Amor siempre quería expandirse, salir del oasis e ir más allá, conocer nuevas tierras; en cambio Miedo, ante esa idea, solía decir que mejor seria quedarse allí donde no les faltara de nada, y que fuera del oasis, seguro que había lugares y seres peligrosos que nada bueno les podían deparar.
Amor insistía en que necesitaba expandirse, que aquel oasis se le quedaba muy pequeño, mientras que Miedo prefería quedarse allí donde tenia todo cubierto. Un día Amor decidió que se marcharía de aquel oasis, aunque fuera sin la compañía de Miedo, y así lo hizo. Miedo se quedó solo- No le gustaba la idea de que Amor se fuera, pero prefería quedarse en la seguridad de su oasis que seguir a Amor y arriesgarse a lo que en su compañía pudiera suceder. Hasta entonces Miedo no sabia de la existencia de más presencias por aquella zona, hasta que un día, empezó a echar mucho de menos a Amor. La recordaba constantemente, e incluso lamentaba no haberse ido con ella, pensaba que tal vez la habría perdido. Mmiedo no tenia ganas de hacer nada, pasaba mucho tiempo tumbado y a veces lloraba. Fue entonces cuando apareció una nueva compañía por allí, se llamaba Tristeza. Al principio a Miedo le gustó que Tristeza estuviera por allí, porque al menos no estaba solo, pero pronto se dió cuenta que por un tiempo su compañía estaba bien, pero que no le gustaba que se quedara demasiado. Entonces, empezó a quejarse. Decía que Amor había hecho mal marchándose y dejándole allí solo, que aquello no había estado bien y que Tristeza le resultaba molesta. Fue entonces cuando apareció por allí otra presencia, esta se llamaba Enfado. Al principio a Miedo también le gustó que estuviera por allí, Enfado tenia mucha energía, le hacia moverse e incluso verse con dominio y poderoso, pero al poco tiempo Miedo se encontraba agotado. El oasis empezó a ser un lugar menos mágico, la vegetación se empezaba a marchitar, ya no había tanta agua e incluso el sol parecía brillar menos. Miedo, Tristeza y Enfado tenían muchos conflictos entre ellos, y se sentian tremendamente confundidos viviendo todos en el mismo oasis. Un día Amor volvió, quería volver a ver a Miedo y saber como se encontraba. Tenía tantas ganas de contarle todo lo que había conocido, y hasta donde había llegado. Cómo en todas partes le habían recibido con los brazos abiertos, quería contarle que en realidad todo el mundo era un oasis, y podía tener todo lo que necesitan aun fuera de alli. Y que el mundo de fuera no estaba lleno de peligros como creía Miedo. Pero al llegar al oasis, Amor encontró que no estaba como lo había dejado, las plantas estaban marchitas, el sol no brillaba con antes, se había convertido en un lugar oscuro y seco. Allí encontró a Miedo, muy desmejorado y discutiendo con Enfado y Tristeza. Al ver a Amor se le iluminó la cara, y se fundieron en un gran abrazo que devolvió la luz al oasis y a Miedo, y sin saber como no volvieron a ver por allí ni a Tristeza ni a Enfado, y Miedo se encontraba perfectamente en compañía de Amor. Desde entonces cuentan que en esta vida solo hay dos emociones basicas, el mmor y el miedo, y que el miedo crece con la falta de amor. La Tristeza y el Enfado fueron creaciones de Miedo y cuando estas aparecen en la vida, a veces rascando mucho se puede encontrar a Miedo. También dicen que cuando Amor volvió al oasis, por allí por donde pasó la siguen echando de menos. Y que las personas continúan haciendo muchas de las cosas en su día a día buscando a amor; y conocieron a Miedo cuando pensaban que no volverían a encontrar a Amor. En la vida como en el oasis, tenemos todo lo que necesitamos, el sol, las plantas el agua el aire, y a Amor. Feliz lunes¡¡¡ Cierto día Napoleón señalando a China en el mapa, hizo la siguiente declaración: “Ahí yace un gigante dormido. Déjenlo dormir. Para cuando despierte, él moverá el mundo”. Transcurrieron dos siglos para nosotros ver hoy en día del despertar de este gigante... Cada uno de nosotros llevamos un gigante dentro, alguien infinitamente mayor que el mayor de nuestros problemas.
Sin embargo a veces, nos enfocamos tanto en los problemas que los magnificamos y comenzamos a verlos tan grandes que nos sentimos diminutos para afrontarlos. Veamos pues, qué podemos hacer para despertar al gigante:
Feliz viernes¡¡¡ No hay una fórmula mágica para lograr el cambio personal; el proceso de cada persona es único. La visión que tengamos de las circunstancias personales que estemos viviendo, determina en gran manera la velocidad del avance… ¿Sabías que la percepción de tus circunstancias afecta seriamente a tu salud emocional?
Sí te enfocas en ver tu situación actual como algo negativo, permanente y difícil de cambiar, tu mente seguro que encontrará argumentos suficientes para darte la razón y tus emociones se pondrán a juego para no desentonar. Así que, abre bien los ojos, para que el árbol no te impida ver el bosque que hay justo detrás. Recuerda: Una circunstancia es un suceso o conjunto de sucesos ocurriendo en un momento del tiempo. El tiempo no es permanente, las circunstancias tampoco. ü Comienza a actuar fuera del contexto circunstancial, no lo perpetúes, repitiendo las mismas acciones ü Marca en tu agenda el día de hoy y ponle un título que te recuerde “la salida” de tu antiguo modo de vida ü Crea recordatorios para no olvidar que ya estas caminando fuera del “espacio circunstancial antiguo”, por ejemplo: cambia algo de sitio en tu casa, crea un espacio nuevo, ponte un cartel que te lo recuerde a diario… y recuerda también, que lo mejor está por llegar¡¡¡ Feliz jueves¡¡¡ Unas palabras de Charles Chaplin... Cuando empecé a quererme a mí mismo de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta, y en el momento exacto y, entonces pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre ….Autoestima.
Cuando empecé a quererme a mí mismo de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional no son sino una señal que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… Autencidad. Cuando empecé a quererme a mí mismo de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece, contribuye a mi crecimiento hoy sé que eso se llama… Madurez. Cuando empecé a quererme a mí mismo de verdad, comencé a percibir cómo es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona, sólo para realizar aquello que deseo, aún sabiendo que no es le momento, o la persona no está preparada… incluso yo mismo. Hoy sé que el nombre de eso es… Respeto. Cuando empecé a quererme a mí mismo de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable… personas, situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo, al principio mi razón llamó esa actitud egoísmo. Hoy sé que se llama… Amor propio. Cuando empecé a quererme a mí mismo de verdad, dejé de temer tener tiempo libre, y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé que eso es… Simplicidad. Cuando empecé a quererme a mí mismo de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Hoy descubrí la … Humildad. Cuando empecé a quererme a mí mismo de verdad, dejé de estar reviviendo el pasado, y de preocuparme por el futuro. Ahora me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… Plenitud. Cuando empecé a quererme a mí mismo de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón, tiene un gran y valioso aliado. Todo eso es… ¡Saber vivir!” Feliz miércoles¡¡¡ |
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Junio 2017
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