Un hombre estaba muy interesado en conocerse a sí mismo, en iluminarse. Toda su vida había buscado un maestro que le enseñara la meditación. Había ido de maestro en maestro, pero no sucedía nada…
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En la pequeña escuelita rural había una vieja estufa de carbón muy anticuada. Un chiquito tenía asignada la tarea de llegar al colegio temprano todos los días para encender el fuego y calentar el aula antes de que llegaran su maestra y sus compañeros…
¿Quién no ha tenido en la vida momentos de intenso dolor? ¿Quién no ha tenido, en algún momento de su vida, el deseo de darse por vencido? ¿Quién no se ha sentido solo… extremadamente solo y tenido la sensación de haber perdido toda esperanza? Ni siquiera la gente famosa, rica e importante, está exenta de tener momentos de soledad y profunda amargura...
Un fabricante de lápices le dijo al lápiz 5 lecciones importantes justo antes de ponerlo en la caja …
Era un discípulo honesto. Moraba en su corazón el afán de perfeccionamiento. Un anochecer, cuando las chicharras quebraban el silencio de la tarde, acudió a la modesta casita de un yogui y llamó a la puerta…
Maestro – preguntó un hombre – quiero aprender de tu sabiduría. Me gustaría poder tomar la decisión adecuada en cada momento. ¿Qué debo hacer? ¿Por dónde debo empezar?... En lugar de contestar, el sabio le formuló una pregunta:
– De una chimenea salen dos hombres. Uno con la cara tiznada y el otro con la cara limpia, ¿cuál de los dos irá a lavarse? – Es evidente -dijo el hombre, sin pensarlo demasiado- que se lava la cara el que la tiene sucia. – ¡En absoluto! –dijo, entonces, el sabio. ¡El que está limpio! Pues, éste, al ver al compañero sucio enfrente de él, se dice: “Ya que está sucio, yo también debo estarlo. Por lo tanto, tengo necesidad de ir a lavarme”. Mientras que el que está sucio, al ver a su compañero limpio, se dice: “Puesto que él está limpio, yo también debo estarlo. Por tanto no es necesario que vaya a lavarme”. No siempre lo evidente acerca a la actitud adecuada. Ve a casa y piensa. El hombre se fue y regresó a los quince días. Entonces le dijo al sabio: – ¡Qué estúpido fui! Tenías razón. El que se lava la cara es el que la tiene limpia. – En absoluto –contestó el sabio. ¡El que está sucio! Pues éste, al ver sus manos llenas de hollín, se dice: “¡Estoy sucio! Tengo que ir a lavarme”. Mientras que el que está limpio, al ver sus manos limpias, se dice: “Como no estoy sucio no tengo necesidad de lavarme…”. La inteligencia y la lógica no siempre pueden darte una evaluación sensata de una situación. Sigue pensando. El hombre regresó a su casa y pasados quince días volvió: – ¡Ya sé, maestro! Los dos se lavan la cara. El que tiene la cara limpia, al ver que el otro la tiene sucia, cree que la suya está sucia y se lava; y el que la tiene sucia, al ver que el otro se lava la cara después de verlo, comprende que la tiene sucia y también se la lava. El sabio hizo una pausa y luego añadió: -No siempre la analogía y la similitud te servirán para llegar a la evaluación correcta si no es de una manera fortuita. -No entiendo –dijo, desalentado, el hombre. El sabio lo miró atentamente y le dijo: -¿Cómo puede ser que dos hombres bajen por la misma chimenea y uno salga con la cara sucia y el otro con la cara limpia? Los dos, forzosamente, tienen que tener la cara sucia. Cuando un problema está mal planteado, todas las soluciones son falsas. Feliz día¡¡¡ Un día como cualquiera, un padre de una familia adinerada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito que su hijo viera cuan pobre era la gente que vive en el campo… Estuvieron pasando todo el día y la noche en una granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje, ya de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo: Padre: ¿Qué te pareció el viaje? Hijo: Muy bonito, papa Padre: ¿Viste lo pobre que puede ser la gente? Hijo: Si Padre: ¿Y qué aprendiste? Hijo: Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cinco. Nosotros tenemos una piscina larga hasta a la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la muralla de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia, tú y mi mamá tienen que trabajar todo el día y casi nunca los veo. Al terminar el relato, el padre se quedó mudo, y su hijo agregó: Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!!! Feliz día¡¡¡ Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas intentaron. El rey observo y admiro todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a el realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas…
Un grupo de estudiantes de Geografía estudiaba las siete maravillas del mundo. Al término de la clase se les pidió hacer una lista de las que ellos consideraban deberían ser realmente las Siete Maravillas del Mundo…
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Junio 2017
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