Juliana siempre se caracterizó por ser una niña muy soñadora. En ocasiones empezaba a pensar a qué quería ser cuando fuera grande – los niños y su extraño y enigmático afán de crecer – la respuesta a su pregunta era sencilla, cosas como reina, modelo y por el estilo… Todo era tan sencillo para ella, pues no le faltaba nada y no tenía preocupación alguna; así es la vida de los niños privilegiados, que a propósito en nuestro país no son precisamente una mayoría.
La infancia no es una etapa hermosa para todos los niños, no para quiénes deben aguantar hambre y pasar necesidades, ni mucho menos para aquellos que en vez de jugar y estudiar deben pedir dinero en un semáforo o empezar a delinquir. Pero no era el caso de ella y en ese momento no era consciente de ese tipo de cosas, era tan solo una niña inocente que no sabía cómo era el mundo que la rodeaba, no se imaginaba la magnitud de las cosas. Con el paso de los años y como es entendible la mentalidad de Juliana fue cambiando, creció y no sabía con claridad qué hacer con su vida, pues ya miraba las cosas desde una perspectiva diferente. Ya no soñaba con ser una reina de belleza o de un castillo, dejó de hacerlo cuando empezó a madurar un poco y no es que pensar eso sea malo, pero, el qué quiere ser cada persona cuando sea grande debe estar fuertemente ligado a un sueño que nazca desde el fondo de su corazón y claramente ese no era, aún no lo había encontrado, pero no faltaba mucho para que lo hiciera. Pasaba días pensando la carrera que quería estudiar y empezó a mirar aquellas cosas que le gustaban o para las que era buena; pero un día encontró una que abarcaba esos dos aspectos e incluso uno que es mucho más importante, encontró aquello que además de gustarle y poseer las habilidades para realizarlo, le apasionaba… Al empezar reflexionar acerca de la realidad social, las problemáticas que abundan en la sociedad en la que vivimos, en todos los sentidos; encontró su sueño. Al darse cuenta que vivimos en una sociedad de porquería en la que hay pocas cosas rescatables, algo que ella jamás hubiese imaginado cuando era una niña; al chocarse de manera inminente con esta realidad, supo para que había nacido. Sencillo, estaba inconforme con la sociedad, con su manejo, consideraba que había mucha ineficiencia me el gobierno y muchas ignorancia en el pueblo, no se trataba de esas personas que simplemente se quejan de todo y no les gusta nada, sino de aquellas que sabían que los hechos valen más que las palabras, pero que sin embargo el saber usarlas es algo muy valioso y le serviría mucho a lo largo de su vida; quería hacer algo al respecto. Entonces, sabía que si no llegaba alguien que quisiera cambiarlo y estuviera dispuesto a todo por hacerlo, las cosas iban a seguir igual siempre y ella quería un cambio, lo necesitaba y pretendía llegar a marcar la diferencias pues cree fervientemente que las personas que la sociedad suele marcar como diferentes, son aquellas que dejan huella y marcan un antes y un después. Así es como ahora estando a punto de graduarse tiene un sueño, una motivación para esforzarse fuertemente más allá de las dificultades que se le puedan presentar y que a propósito ella sabe que son muchas, ya que se va a mover en un medio bastante pesado y complicado y que siempre ha criticado fuertemente; pero lo más importante es que es una joven con convicciones que sabe que no se dejará influenciar por quiénes la rodean si es para mal, no dará su brazo a torcer y sobre todo en medio de las adversidades y la lucha constante que tendrá día a día por transformar la sociedad para bien, será feliz. Ella sabe que alcanzará su felicidad y será una mujer exitosa, pues la clave del éxito está en hacer aquello que nos gusta y si amas lo que haces, serás una persona feliz, de eso no cabe duda. Es por eso que cuando Juliana se pregunte ¿ Qué pensaría el niño que fuiste del adulto que eres ahora? Ella podrá responder – Se sentiría muy feliz y orgullosa de ver todo lo que he logrado y saber en la clase de persona y mujer que me he convertido. Y eso debería ser algo que busquen todas las personas cuando crecen y escojan que hacer el resto de sus vidas. Cada quien es dueño de su propio destino, sin embargo las cosas pueden cambiar y no sabemos que puede llegar a pasar el día de mañana. Pero algo es seguro y es que ahora que Juliana encontró su sueño y está dispuesta a luchar por él, va a cumplirlo. Porque hay cosas fundamentales en la vida y soñar es una de ellas, tal vez haya muchas más – ni siquiera es necesario hacer uso del “tal vez” porque sabemos con seguridad que sí las hay- pero éstas, son las que realmente nos mantienen vivos. (Fuente: Juliova, alumno concurso de cuentos “El Futuro en nuestras manos”) Feliz lunes¡¡¡
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
AutorÁngeles Prol Archivo
Junio 2017
Categorías |