Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo en la antigua India había un mercader que viajaba siempre con su elefante, que usaba tanto como medio de carga como arma para impresionar a sus enemigos…
Un día el mercader llegó a una ciudad donde solo vivían ciegos. Los habitantes desconfían de los desconocidos, y mandaron a seis jóvenes para que investigaran quien quería entrar en la ciudad. Los muchachos eran impacientes, y fueron corriendo uno tras otro para conocer al visitante. El más rápido de los jóvenes fue el primero en llegar. Como iba corriendo, chocó contra el flanco del animal. Por el olor y el tacto notó que era un animal, pero cuando quiso medirlo, le pareció que no tenía fin. Volvió a la ciudad gritando: “¡Es un animal y a la vez es un muro!”. El segundo en llegar se encontró con la trompa del elefante. El animal resopló y tras tocarlo un poquito, el muchacho regresó anunciando a todos que era una serpiente gigantesca. El tercero de los chicos ciegos se topó con un colmillo. Sintió el marfil frío y afilado, y cuando volvió al pueblo de los ciegos contaba a todos que el animal era como una lanza. El siguiente muchacho descubrió una de las patas traseras. Mientras la rodeaba con los brazos, el elefante, molestó, levantó su pierna para liberarse. El joven se apresuró por regresar y explicó a los demás que el animal era como el tronco de un árbol enorme, fuerte pero a la vez móvil. El quinto explorador agarró al elefante por la cola, y se sorprendió de que sus compañeros se hubieran alborotado por tan poco. Es solo una vieja cuerda desgastada, contó a quien quería escucharle. El último muchacho ciego alcanzó al animal cerca de la oreja. Sintió como los movimientos del elefante desplazaban grandes cantidades de aire. Persuadido de haber descubierto un animal parecido a un abanico gigante, volvió a la ciudad a compartir su versión. Tras los chicos había salido un hombre mayor y experimentado. Cruzó a los jóvenes cuando volvían excitados por sus descubrimientos. Llegó cerca del elefante, y tranquilamente le rodeó, tocándole por todos lados. Cuando Tuvo examinado completamente el animal, regresó lentamente a la ciudad, riéndose de las prisas de la juventud al tiempo que recordaba como el mismo había sido igual de impetuoso cuando era más joven. El anciano no paraba de reírse al darse cuenta que, según parecía, él era el único que no sabía que era el elefante. Feliz jueves¡¡¡
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En una lejana sabana africana, andaba perdido un león. Llevaba más de veinte días alejado de su territorio y la sed y el hambre lo devoraban. Por suerte, encontró un lago de aguas frescas y cristalinas. Raudo, corrió veloz a beber de ellas para así, apaliar su sed y salvar su vida.
Al acercarse, vio su rostro reflejado en esas aguas calmadas. – ¡Vaya! el lago pertenece a otro león – Pensó y aterrorizado, huyó sin llegar a beber. La sed cada vez era mayor y él sabía que de no beber, moriría. A la mañana siguiente, armado de valor, se acercó de nuevo a lago. Igual que el día anterior, volvió a ver su rostro reflejado y de nuevo, presa del pánico, retrocedió sin beber. Y así pasaron los días con el mismo resultado. Por fin, en uno de esos días comprendió que sería el último si no se enfrentaba a su rival. Tomó finalmente la decisión de beber agua del lago pasara lo que pasara. Se acercó con decisión al lago, nada le importaba ya. Metió la cabeza para beber … y su rival, el temido león ¡desapareció! Feliz Miércoles¡¡¡ Dentro de un bosque frondoso, oculto en la húmeda sombra de sus árboles andaba un hombre solo con sus pensamientos. El hombre caminaba pensando en sus problemas y se encontraba vacío, y muy, muy triste. Mientras andaba y andaba por el bosque su desesperación ganaba terreno, pues no sabía darle un sentido a su existencia. Pero de repente, alicaído y melancólico, se encontró un bello diamante que se encontraba justo en medio del camino…
A pesar de su angustia cogió el diamante y lo puso suavemente en su mano. Después de soplar para quitarle el polvo empezó a observarlo detenidamente mientras se alejaba de su preocupación. ¡Un diamante muy bello! Como hipnotizado por el diamante continuó quieto, inamovible en aquel rincón oscuro del bosque hasta que empezó a contemplar algo que brillaba dentro de aquella piedra preciosa tan valiosa: un rostro bello y afable se empezaba a dibujar en el diamante. La belleza de aquel rostro de hada hizo estremecer a aquel hombre que se sentía absorto mientras unos grandes ojos pestañeaban repetidamente. Finalmente los labios de aquella preciosa hada se entreabrieron: -Me llaman hada del bosque. Durante siglos he otorgado deseos a quién me lo ha pedido. Me puedes pedir aquello que más desees y te será concedido. Aquellas palabras hicieron despertar el alma de aquel hombre absorto en sus pensamientos. ¡De repente se dió cuenta que una maravillosa hada le podía proporcionar aquello que quisiera! -Pídeme aquello que más desees- repitió el hada del bosque. La voz resonó tan dulcemente en sus pensamientos que el hombre no sabía como resolver sus deseos. En cambio aquella voz le parecía dulce y hermosa, como música para sus oídos. Así pues no sabía qué decidir, hasta que finalmente afirmó: -Hada del bosque que habitas en este diamante, sólo te pido que hagas aquello que tu consideres mejor. Y el hada contestó: -¡Oh amigo desdichado! Eso me pediste cuando eras un animal y te convertí en el hombre triste que ahora eres! Feliz viernes¡¡¡ Una vez había un jilguero que por más que las demás aves le deban ánimos para cantar, el jilguero se negaba a cantar, y cuando le preguntaban el porqué su negación esto les contestaba…
– No cantaré jamás, no deseo ser motivo de burlas. Y así respondía hasta que otro día se le acercó al jilguero un perico y le dijo: – No hay porque temer amigo jilguero, vaya a cantar y verás que nadie se burlará. Pero el jilguero nada de cantar hasta que luego se le acercó una cotorra y le exclamó: – Amigo jilguero cierta vez te oí cantar en el bosque, dime ¿Porqué no cantas ahora? Pero el jilguero nada, no cantó así que más tarde se le acercó un ruiseñor y con gran ánimo empezó a entonar sus bellos cantos, pero al notar el desinterés del jilguero le preguntó: – Señor jilguero, ¿que te parece si cantamos juntos?, seriamos un gran dúo! El jilguero tímidamente le contó sus razones por las que no cantaba y luego de esto el ruiseñor le exclamó: – Mira jilguero cantes bien o mal, es asunto tuyo pero, si no cantas ni para ti mismo, no eres jilguero ni eres nada. Feliz lunes¡¡¡ Una Empresa entendió que estaba en el momento oportuno para cambiar el estilo de gestión y contrató un nuevo director general. Éste, vino determinado a agitar las bases y volver a la Empresa más productiva…
El primer día, acompañado de dos de sus principales asesores, realizó una inspección general en la empresa. En el almacén todos estaban trabajando, pero un muchacho nuevo estaba recostado en una pared con las manos en los bolsillos. Viendo una buena oportunidad para demostrar su filosofía de trabajo, el nuevo Director preguntó al muchacho: – “¿Cuánto ganas por mes?” – “Trescientos euros, ¿por qué?” Respondió el muchacho, sin saber de qué se trataba. El Director sacó de su bolsillo 300 euros y se los dio al muchacho, diciendo: – “Aquí está su salario del mes. – “Ahora, desaparezca y no vuelva más !!!!” El muchacho guardó el dinero y salió conforme las órdenes recibidas. El Director entonces, hinchado de orgullo, pregunta a un grupo de operadores: – “¿Alguno de ustedes sabe lo que este muchacho hacía aquí?” – “Si señor”, respondieron atónitos los operadores. – “Vino a entregar PIZZAS”. Fuente: (Directivos de España – Linkedin) Feliz miércoles¡¡¡ En plena Edad Media un peregrino vio en París a tres obreros trabajando con grandes bloques de piedra…
—¿Qué están haciendo?, les preguntó. —Cortando piedra, dijo uno de ellos con indiferencia. —Ganándome unos francos, repuso secamente el segundo. El tercero suspendió su labor por un momento y con una gran sonrisa y marcado entusiasmo respondió: —Estoy construyendo una hermosa y espectacular catedral que va a ser la más importante de toda la región. Lo que eliges ver, en lo que estás haciendo, generará la fuerza y el entusiasmo suficiente para llevarte a dónde quieras llegar. Feliz martes¡¡¡ Todo lo significativo está contenido en una sola palabra: Sammasati. (Budha)…Buda no es un Dios, ni pretende ser su hijo. Es sólo un hombre que anduvo un camino y nos legó el plano para que lo recorramos nosotros.
No ha habido un solo Buda, han habido miles, muchos de ellos desconocidos para el mundo. Cualquiera que haya despertado merece ser llamado Buda. Cualquiera que haya descubierto su propia vida y la haya seguido, que haya renunciado a ser un obediente, que haya anulado a su Ego, en un elegido a ser un Buda. Pero nadie lo eligió: él se eligió a sí mismo. Eso es Sammasati, es elegir, caminar y llegar. Feliz lunes¡¡¡ Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias…
Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado, entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: ¿En este lugar no existen señales de trabajo ni puntos de comercio tampoco, como hacen el señor y su familia para sobrevivir aquí? El señor calmadamente respondió: amigo mío, nosotros tenemos una vaca que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o la cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo. El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. En el medio del camino, se volvió hacia su fiel discípulo y le ordenó al aprendiz: busca la vaca, llévala al precipicio de allí enfrente y empújala al barranco. El joven espantado miró al maestro y lo cuestionó sobre el hecho de que la vaca era el medio de subsistencia de aquella familia. Pero como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años. Un día el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con coche en el garaje de una gran casa y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático, el joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años, el señor respondió que siguen viviendo aquí. Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hace algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaca): ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida? El señor entusiasmado le respondió: nosotros teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.” Fuente: Publicado en Directivos de España | Linkedin, por José Manuel Santiago Merino. Feliz viernes¡¡¡ |
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Junio 2017
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