Una vez, un hombre joven encontró en la playa una botella cerrada que el mar había arrastrado hasta la orilla…
Por curiosidad, le sacó el corcho y de su interior salió un genio. Éste se paró obediente y dijo: “¡Amo! Soy tu esclavo. Te daré lo que necesites, pero solo con una condición: debes mantenerme ocupado o, de lo contrario, te comeré.” Al principio, el hombre estaba feliz. Había muchas cosas que él deseaba. Sus deseos parecían ser infinitos. Ordenó, para empezar, que le sirviera deliciosas comidas. En cuestión de segundos, la comida estaba servida. Sorprendido, le pidió un hermoso palacio en donde vivir, completamente amueblado, con la esperanza de poder comer la comida mientras tanto. Pero entonces, en un abrir y cerrar de ojos, el palacio estaba listo, en una hermoso lugar, con sirvientes para atender sus necesidades y armarios llenos de ropas caras. El genio se paró con los brazos cruzados y le preguntó: “¿Qué sigue, mi Amo?” El hombre sabía que estaba en grandes problemas; y que, de alguna manera, debía darle al genio alguna tarea o, de lo contrario, ¡se lo comería! Entonces, se le ocurrió una idea. Le pidió al genio que levantara un palo alto y le ordenó que trepara hasta la punta y que bajara. El genio lo hizo en una fracción de segundo. “Ahora,” dijo el hombre con un poco de alivio, “continua haciéndolo hasta que te ordene hacer algo más.” Mantén tu mente activa en cosas buenas y constructivas, no permitas que los pensamientos no constructivos te devoren en cualquier formato que se presenten: preocupaciones, dudas, distracciones… Ponla a trabajar a tu favor¡¡¡ Feliz jueves¡¡¡
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
AutorÁngeles Prol Archivo
Junio 2017
Categorías |