El hombre que estaba tras el mostrador, miraba la calle distraídamente. Una niña se aproximó a la tienda y apretó la nariz contra el vidrio de la vitrina. Los ojos en los que se reflejaba el cielo brillaban cuando vio un determinado objeto. Entró en la tienda y pidió para ver el collar de turquesa azul…
El hombre fue para la trastienda, colocó el collar en un estuche, lo envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado moño con una cinta rosa. -“Toma, dijo a la niña. Llévalo con cuidado”. Ella salió feliz, corriendo y saltando calle abajo. Aún no acababa el día, cuando una joven entró en el negocio. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho e indagó: -“¿Este collar fue comprado aquí?” -“Si señorita”. -“¿Y cuánto costó?” -“Ah”, habló el dueño del negocio. “El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente”. La joven continuó: -“Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. ¿El collar es verdadero? Ella no tendría dinero para pagarlo”. El hombre tomó el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, colocó la cinta y lo devolvió a la joven. -“Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar. ELLA DIO TODO LO QUE TENIA”. El silencio llenó la pequeña tienda y emocionada la joven, dando las gracias, tomó el pequeño envoltorio con lágrimas de amor en sus ojos, y se marchó. Feliz noche de Reyes¡¡¡
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Junio 2017
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