El estado neurofisiológico es la clave para activar el poder que nos permite hacer los cambios que queremos hacer para alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto. Los estados de ánimo determinan nuestros comportamientos y dependen de dos cosas: la representación interna que nos hacemos de los acontecimientos y de nuestra fisiología, en definitiva de la neurofisiología.
Teniendo en cuenta lo anterior podemos decir que la clave está en el estado neurofisiológico en el que uno se encuentra. Hay estados que potencian (como la confianza ,el amor, la seguridad interior, la alegría, el éxtasis, la fe), que liberan fuentes inagotables de poder personal. Y hay estados que paralizan (como la confusión, la depresión, el miedo, la angustia, la tristeza, la frustración), y que nos dejan impotentes. Todos tenemos alternativas de estados buenos y malos. Como cuando uno entra en un restaurante y la camarera le recibe de mala manera: «Y usted, ¿qué quiere?». ¿Cree que siempre se comunica así? Puede que sea de esta manera porque tiene una vida llena de dificultades. Pero es más probable que tenga un mal día, o demasiadas mesas que atender, o que la haya ofendido algún cliente. No es mala persona; lo que pasa es que se halla en un estado que la priva de sus recursos. Cambiar los estados implica modificar las representaciones internas y también modificar la fisiología. Para controlar y dirigir nuestra conducta, debemos controlar y dirigir nuestros estados, y para conseguir eso hemos de controlar y dirigir conscientemente nuestras representaciones internas y nuestra fisiología. Muchas veces podemos conseguir un cambio rápido con solo cambiar la forma en la que respiramos y manteniendo la columna vertebral bien erguida. Para cada persona el cambio será diferente, basta con explorar qué posición física te hace sentir mejor. Hoy te propongo probar con una muy sencilla: De pie con los brazos extendidos a la altura de los hombros (como si fueras a volar) y las piernas separadas, toma unas cuentas respiraciones profundas y observa cómo te sientes. ¿Ha cambiado aunque sea ligeramente tu estado? Manteniendo la posición, gira suavemente la cabeza hacia arriba, como si estuvieras mirando al cielo y continúa respirando (inhala por la boca y exhala por la nariz) ¿Percibes algún cambio más? Prueba también mantenido la mirada al frente, a un lado y a otro. Recuerda que se trata de explorar cómo moviendo tu fisiología mueves tu ánimo. Feliz miércoles¡¡¡
0 Comentarios
Hu-Song, filosofo de Oriente, contó a sus discípulos la siguiente historia... Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía ver nada.
Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia tea y así compartiendo la llama con todos la caverna se iluminó. Uno de los discípulos preguntó a Hu-Song: ¿Qué nos enseña, maestro, este relato? Y Hu-Song contestó: Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el contrario la hace crecer. Yo te envío la mía, simbólicamente como esa cerilla encendida dispuesta a aportarte un poco más de luz…si quieres enciende la tuya y compártela con alguien más…crecerá¡¡¡ Feliz martes¡¡¡ Este cuento de Gabriel García Márquez es muy conocido, tal vez ya lo habías leído, pero ayer mientras escribía este post me hizo reflexionar sobre algo importante... Vamos con la historia y después te cuento mi reflexión:
Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención. De repente, se encontró una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y, junto con un rollo de cinta, se lo entregó a su hijo diciendo: –Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie. Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que le llamaba calmadamente. –Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo. Al principio, el padre no lo creía. Pensó que sería imposible que a su edad hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el padre preguntó con asombro a su hijo: –Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste? –Papá –respondió–, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado el mundo. Ahora sí, ahí va mi reflexión: A veces intentamos arreglar grandes problemas tomándolos por el lado más difícil, ¿Y si les diéramos la vuelta como si se tratara de una hoja de papel? A lo mejor del otro lado, aparecería alguna pieza más fácil de recomponer. Me viene a la memoria un proyecto muy complicado en el que estuve inmersa por un tiempo y por momentos parecía no haber salida. Recuerdo muy bien el día que dije: “lo estamos complicando esto tiene que tener una solución mucho más sencilla” Cuando nos enfocamos en encontrar la sencillez, el proyecto comenzó a alzar el vuelo. No sé si te sirva a ti esto hoy, pero si estas buscando la solución a algo complejo, prueba lo siguiente: 1.- Párate en firme y dite: “Se acabó, esto tiene una solución más sencilla y estoy determinado a encontrarla hoy” 2.- Céntrate en una emoción positiva que sientas ante el reto para el que estas buscando la solución. Si esto te parece difícil, piensa en alguna parte, así solo sea un detalle que te haga sentir bien. Si aún así no consigues encontrar nada bueno dentro de la situación, piensa en cómo te sentiste la última vez que conseguiste solucionar un problema importante para ti. Lo importante aquí es conectar el desafío con una emoción positiva. 3.- Quédate quieto con los ojos cerrados y respira: inhala por la nariz y exhala por la boca. Haz unas 10 respiraciones completas para oxigenarte bien 4.- Toma un poco de agua 5.- Céntrate en algo que ames de ti mismo, puede ser una parte de tu cuerpo, una cualidad, un comportamiento… 6.- Expande ese sentimiento de amor hacia todo lo que te rodea ahí donde estés 7.- Permite que esa energía de amor, alcance también tu problema y te muestre la solución. Este ejercicio, tiene mucha profundidad, aunque aquí lo he sintetizado para hacerlo más manejable y práctico. Yo lo realizo a menudo y …. lo cambia todo¡¡¡ Ya me contarás…me gustaría saber cómo te funciona a ti también¡¡¡ Feliz lunes¡¡¡ Siempre he admirado el talento de este gran hombre, Steve Jobs. Su concepto de belleza y su osadía para hacer aquello que amaba. Hoy os comparto algunas perlas que nos ha dejado… No pueden conectar los puntos mirando hacia el futuro; solamente pueden conectarlos mirando hacia el pasado. Por lo tanto, tienen que confiar en que los puntos de alguna manera se conectarán en su futuro. Tienen que confiar en algo – su instinto, su destino, su vida, su karma, lo que sea. Este enfoque nunca me ha decepcionado, y ha hecho la diferencia en mi vida.
En ocasiones la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza. No pierdan la fe. Estoy convencido de que lo único que me permitió seguir fue que yo amaba lo que hacía. Tienen que encontrar eso que aman. Y eso es tan válido para su trabajo como para sus amores. Su trabajo va a llenar gran parte de sus vidas y la única manera de sentirse realmente satisfecho es hacer aquello que creen es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amando lo que hacen. Si todavía no lo han encontrado, sigan buscando. No se conformen. Al igual que con los asuntos del corazón, sabrán cuando lo encuentren. Y al igual que cualquier gran relación, mejora con el paso de los años. Así que sigan buscando hasta que lo encuentren. No se conformen. Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo parecido a “Si vives cada día como si fuera el último, algún día seguramente tendrás razón”. Me impresionó y desde entonces, durante los últimos 33 años, me miro al espejo todas las mañanas y me pregunto: “Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer hoy?” Y cada vez que la respuesta ha sido “No” por varios días seguidos, sé que necesito cambiar algo. Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque casi todo – todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el temor a la vergüenza o al fracaso – todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solamente aquello que es realmente importante. Recordar que van a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienen algo que perder. Ya están desnudos. No hay ninguna razón para no seguir a su corazón. Su tiempo tiene límite, así que no lo pierdan viviendo la vida de otra persona. No se dejen atrapar por dogmas – es decir, vivir según el pensamiento de otras personas. No permitan que el ruido de las opiniones ajenas silencien su propia voz interior. Y más importante todavía, tengan el valor de seguir su corazón e intuición, que de alguna manera ya saben lo que realmente quieren llegar a ser. Todo lo demás es secundario. Feliz fin de semana¡¡¡ Míralo, merece la pena… En cada cuento que leo, considero tan importante el mensaje como el mensajero. Por eso en el título del post de hoy quería reflejar todos los cuentos que os compartí a lo largo del año y dar entrada a esta nueva fábula que encierra un gran mensaje de parte de otro mensajero… Su título es: “Esto también pasará…”
Autor: Desconocido Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte: – Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo. Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total. Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada. El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo: – No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. – Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje (el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey). – Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. – Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación. Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino. De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso. Simplemente decía: – esto también pasará. Mientras leía estas palabras sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes. Él se sentía muy orgulloso de sí mismo. El anciano estaba a su lado en la carroza y le dijo: – Apreciado rey, le aconsejo leer nuevamente el mensaje del anillo. – ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey. – Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta. – No estoy desesperado y no me encuentro en una situación sin salida. – Escucha – dijo el anciano – este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas. – También es para situaciones placenteras. – No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. – No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero. El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Lo bueno era tan transitorio como lo malo. Todas las situaciones (agradables y desagradables) son transitorios; pasarán y harán lugar para algo nuevo. Encontrarás la paz si logras tomar distancia de estas situaciones y si las aceptas como parte de la dualidad de la naturaleza. Feliz miércoles¡¡¡ Este es el momento ideal para identificar y planificar los cambios que quieras hacer en 2015 y comenzar el nuevo año con algo más que buenos propósitos… El verdadero proceso de cambio está cuando tomas el control y manejas las situaciones del diario vivir desde tu propio centro de comprensión o conciencia. He aquí algunas sugerencias:
Auto-evalúate TODOS aquellos resultados que obtienes en tu vida, son el resultado de ti mismo. Puede que las decisiones que hayas tomado en el pasado no hayan sido tomadas desde la comprensión de ti mismo y por lo tanto el resultado obtenido, no sea el que esperabas. Sin importar cuantos años tengas o con qué recursos cuentes, AHORA puedes hacerlo. Verifica si estás tratando de cambiar tu realidad exterior en lugar de cambiar tu interior. Sólo un cambio interno te permite aceptar todo aquello que te rodea y vibrar a una frecuencia mayor y satisfactoria. Reconócete La vida que has vivido es suficiente para poder identificar tus grandes virtudes internas. Una observación desde un espacio neutro te permite identificarlas y darles el valor que se merecen. Entrénate Esas virtudes las has desarrollado a través de tu propio esfuerzo y experiencia. Cuando decidiste venir a esta vida te comprometiste con tu propia evolución y decidiste en algún momento fortalecerlas. Estás poniendo dichas virtudes al servicio de los demás de manera incondicional? o al servicio del ego? Todas aquellas situaciones que requieren algún esfuerzo de tu parte, bien sean problemas, crisis, dificultades, te están dando la oportunidad de fortalecer y expandir lo mejor de ti para liberarte de las cadenas del ego!…Entonces podrás generar correspondencias cada vez mas enriquecedoras y de abundancia. Desde AP Coaching ponemos a tu disposición programas de entrenamiento para que realices y sostengas los cambios que necesites y/o quieras hacer en tu vida. Además hasta el 31 de este mes tendrás el 20% de descuento. feliz viernes¡¡¡ Cuenta una historia que un viajero había llegado a las afueras de una aldea y acampó bajo un árbol para pasar la noche. De pronto, llegó corriendo un joven que, entusiasmado, le gritó: “¡Dame la piedra preciosa!” ... El viajero lo miró desconcertado y le preguntó: “Lo siento, pero no sé de qué me hablas”. Más calmado, el aldeano se sentó a su vera. “Ayer por la noche una voz me habló en sueños”, le confesó. “Y me aseguró que si al anochecer venía a las afueras de la aldea, encontraría a un viajero que me daría una piedra preciosa que me haría rico para siempre”.
El viajero rebuscó en su bolsa y extrajo una piedra del tamaño de un puño. “Probablemente se refería a ésta. Me pareció bonita y por eso la cogí. Tómala, ahora es tuya”, dijo, mientras se la entregaba al joven. ¡Era un diamante! El aldeano, eufórico, lo cogió y regresó a su casa dando saltos de alegría. Mientras el viajero dormía plácidamente bajo el cielo estrellado, el joven no podía pegar ojo. El miedo a que le robaran su tesoro le había quitado el sueño y pasó toda la noche en vela. Al amanecer, fue de nuevo corriendo en busca de aquel viajero. Nada más al verlo, le devolvió el diamante. Y muy seriamente, le suplicó: “Por favor, enséñame a conseguir la riqueza que te permite desprenderte de este diamante con tanta facilidad” Feliz jueves¡¡¡ Aunque no son míos, los comparto con Jorge Bucay y por supuesto con todos vosotros... Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme. Quiero que confíes en mi, sin exigirme. Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mi Quiero que me cuides, sin anularme. Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mi. Quiero que me abraces, sin asfixiarme. Quiero que me animes, sin empujarme. Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mi. Quiero que me protejas, sin mentiras. Quiero que te acerques, sin invadirme. Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas. Quiero que sepas, que hoy, hoy podés contar conmigo. Sin condiciones feliz miércoles¡¡¡ |
AutorÁngeles Prol Archivo
Junio 2017
Categorías |